Wednesday, August 11, 2010

Primicias de la Policía Única


 

(Los pobrecitos ex-tamarindos.- ¿Y ahora como les diremos? Pues resulta que los sufridos agentes de tránsito que soportaron estoicamente el deslave de sus uniformes, ahora estrenaron unos atuendos que de primera vista me parecieron feos, corrientes y mal hechos. Ahora ya se que fueron diseñados en la UAA, por lo tanto no pueden estar ni feos, ni corrientes ni mal hechos. ¡Cómo cambian las cosas cuando uno se entera? Pero ahora habrá que convocar un certámen para bautizar a los ex–tamarindos.)

A veces, frecuentemente por mejor decir, es necesario toparse con la realidad para darse cuenta de que lo que uno pensaba no era como lo pensaba. No está Ud. para saberlo amable lector (me refiero por supuesto al que se dio cuenta que esta columneja no apareció la semana pasada por un problema de óptica), pero yo si para platicarlo. Mientras lamentaba la licuefacción del vitreo, que así me diagnosticaron, ocurrió uno de los incidentes mas bochornosos, preocupantes y casi inexplicables de los últimos tiempos en la policía federal. A plena luz, registrado por las cámaras de los medios informativos, un grupo de policías de esos disfrazados de robocops, con pasamontañas de subcomediante Marcos, lentes de mosca y bacinica en la cabeza, golpearon a uno de sus compañeros, lo semidesnudaron, le insultaron y terminaron formulando acusaciones gravísimas, ¡gravísimas! contra los mandos de la Policía Federal Preventiva. El jefe máximo de esa policía es el señor Secretario de Seguridad Pública de la nación, Genaro García Luna, el mismo que luego de festinar la liberación del muy conveniente secuestro de los periodistas en Gómez Palacio, contestó con una sonrisa y dio por terminada la rueda de prensa cuando le preguntaron por los avances de la investigación del licenciado Diego Fernández de Ceballos.

De la golpiza que quedó grabada ominosamente para el historial de la PFP pueden a vuela máquina formular algunas reflexiones, o para que no se oiga pomposo, algunas ocurrencias. Si entre ellos, ante las cámaras amparados en el anonimato de sus atuendos, se comportaron con la brutalidad que presenciamos, ¿Qué pueden esperar los ciudadanos cuando se vean a disposición de esa caterva?. Ya lo se, habrá quien diga que así tiene que ser para tratar con delincuentes, pero…el propio presidente de la República Lic. (no de la UNAM) Felipe Calderón Hinojosa, reconoció que el 63 % de los 59,000 detenidos presuntos miembros del "crimen organizado" quedaron en libertad por no comprobárseles responsabilidad de acuerdo con las autoridades judiciales. Es decir que fueron detenidos 37,170 personas a las que no se les pudo comprobar responsabilidad. ¡Se me ponen de punta los pocos pelos que me quedan!.

(La Corte como agua en batea.- La Suprema Corte de Justicia está como mi menda, que en estos últimos sesenta años no atino una. Ahora resulta que interpreta la ley de pensiones y el Congreso la regaña, dice que los matrimonios entre homosexuales no son inconstitucionales y el Cardenal la regaña. Es que algunos se olvidan que el Poder Judicial no hace las leyes. ¿Qué culpa tiene la Corte de una mala ley de Pensiones y qué culpa tiene de que a los Constituyentes no se les hubiera ocurrido que habría matrimonios entre homosexuales.)

Entre las denuncias que los policías encubiertos hicieron públicas hubo algunas verdaderamente escandalosas. Acusaron a sus jefes de proteger a los grupos de narcotraficantes "congelando" la actuación de los policías. Dijeron que recibían ordenes para un determinado día no salir a patrullar las calles, ni realizar algún operativo. Días que aprovechaban los grupos de delincuentes para trasegar la droga hacia EE.UU.. Acusaron también a sus jefes de utilizarlos como carne de cañón, enviándolos a operativos suicidas lo que provocaba un alto número de bajas. Bajas que por otra parte el presidente Calderón ha minimizado. Antier dijo que por cada policía muerto morían 8 presuntos sicarios. Ojalá que no resulte que el 63 % de los muertos no pertenecían a la delincuencia organizada.

Si esa policía de "elite" que controla el Secretario de Seguridad, es el modelo de policía única que nos ofrece para el país, habría que reflexionar muy seriamente la conveniencia de, como dice el proverbio ranchero, "poner todos los huevos en una canasta". Ha transcurrido mas de la mitad del sexenio y todavía no se puede contar, en ningún nivel con una policía confiable. Mas aún, contra la idea de una policía única, se muestra la misma acción del estado, empeñado en la "guerra personal" del Presidente contra la "delincuencia organizada". Hay acciones para las que utiliza la policía federal, hay otras en las que utiliza al ejército, en otras mas, ha tenido que recurrir a la marina armada, que por cierto ha tenido que navegar en mares tan procelosos como los de la ciudad de Cuernavaca.

La unificación de la policía tan exitosa dicen, como en España o en Italia, pasa por alto la naturaleza jurídica de un estado federal, y olvidan que en esos países, existe la policía de las comunidades autonómicas, la policía del país, y una policía militarizada, además del ejército. La cuestión, a mi manera de ver, consiste en, decía Jacques Maritain, distinguir para unir. Las policías municipales no deben tener como finalidad combatir al crimen organizado, su función está acotada por el bando de policía y buen gobierno, que ahora pomposamente han dado en llamar código municipal. Controlar borrachitos, cuidar el orden en los lugares públicos, plazas, mercados, vigilar el cumplimiento de los ordenamientos municipales, cumplir las órdenes de arrestos administrativos, regular el tránsito de vehículos, y otras similares, no requieren el entrenamiento y preparación que se requiere para combatir al crimen organizado. Pretender privar a los ayuntamientos de su policía, significa crear en los municipios un poder fáctico al margen de la autoridad municipal.

Las policías para el combate de la delincuencia organizada y las policías ministeriales, requieren otra preparación, otro entrenamiento, otra disposición. Quizás lo que se hace imperioso para no desgastar mas el ejército en tareas policíacas, es crear una policía militarizada al estilo de la Guardia Nacional de EE.UU. o de la Guardia Civil de España, y especializarla en el combate de la "guerra personal", hasta que se convenzan que es una guerra condenada a la derrota, mientras se siga pensando en las adicciones como problema de seguridad nacional y no como problema de salud.

(Ni los veo ni los oigo.- También en San Juan hace aire parecía pensar el Sr. Secretario del Trabajo Javier Alarcón, recordando a Carlitos Salinas, en su comparecencia ante la tercera comisión de Hacienda del Congreso de la Unión. Mientras el diputado Avelino Méndez del PRD le refregaba en la cara sus propios datos mostrando el fracaso de la política laboral del gobierno calderonista, el Secretario se entretenía leyendo tarjetas, haciendo apuntitos, platicando con sus asesores. ¿Sabrá el Secretario Lozano que los diputados representan la soberanía popular?, ¿Ese es el respeto para la ciudadanía y sus representantes.)


 

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