Wednesday, December 07, 2011

De políticos y de lectores.


(Entrevista.- ¿Dígame usted Sr. Pre-pre-candidato el nombre de tres libros que lo hayan marcado? -El directorio telefónico del D.F. que me cayó en el pie y me reventó el dedo chiquito, el compendio de Memín Pingüín que se despintaba y me marcó la camisa, y las obras completas de Yolanda Vargas Dulché que engargoladas me marcaron las manos durante tres semanas-.  –Insisto Sr. Pre-pre ¿me puede decir el nombre de tres obras y de sus autores? –Desde luego, Física I, Física II y Fisíca III, de Salvador Mosqueira, Salvador Mosqueira bis y Salvador Mosqueira tris-, -¿Me puede decir las partes de la Biblia?- -Por supuesto, el antiguo testamento, el nuevo testamento, y el mes del testamento.- Tan-tan.)
Coincido en una reunión con el señor Gobernador a quien yo imaginaba encerrado (como se acostumbraba) preparando su informe, pero ¡no!, tan quitado de la pena, sin disminuir un ápice el ritmo acelerado que le caracteriza sigue con jornadas extenuantes de trabajo con breves espacios de recreo. Le abordó en el recreo y a bocajarro le espeto ¿Cuáles son los tres libros que te han marcado? Suelta la carcajada y una palabrota de la que no acuso recibo, -¿Empezamos con los más antiguos?- No tanto, le digo, digamos de la adolescencia, - Te diré, de entonces “El Extranjero” de Camus, y “La peste”, y  “La caída”, de Hermann Hesse “Siddhartha”, “El lobo estepario”, “Demian”, “El juego de abalorios”, de Friederich Nieztche “El Anticristo”,  “Así hablaba Zaratustra”, de Lobsang Rampa “El tercer ojo”…-  le interrumpo groseramente – Oye, pero Lobsang Rampa era un farsante, un inglés que se hacía pasar por monje tibetano-, -pero lo leí- me replica – y también “El cordón de plata”, “La sabiduría de los ancianos” y otros de él y le sigo, si quieres, con los más recientes, alguno que me has regalado y alguno que te he regalado- - ¡Prueba superada! Le digo y a otra cosa-. Carlos Lozano de la Torre pertenece a una generación contestataria marcada por grandes autores, por lecturas clásicas y de aventuras y por reflexiones filosóficas que ayudaban a conformar el carácter y el pensar.  
Me acuerdo que el profesor Enrique Olivares Santana se encontraba también siempre al día, de las noticias, de las obras de arte, de los libros, de los chismes. Con su característica parsimonia solía preguntar ¿Qué dice el mundo? Y escuchaba, algo fundamental para un político. Escuchaba. Se decía, no lo sé de cierto, que cuando no tenía el tiempo para leer alguna novela de actualidad o algún ensayo de interés, le preparaban resúmenes que respetaban el estilo y daban cuenta cabal de la anécdota y la temática, algo así como los libros condensados de Selecciones del Reader’s Digest que fueron la puerta por la que muchos entramos a lecturas más completas y más profundas. Por cierto el escritor Severo Mirón, cronista, comentarista, crítico y compositor (autor entre otras canciones del famoso corrido “Ifigenio el Sombrerudo” y del lacrimosísimo bolero “Como un perro”) cuyo verdadero nombre fuera Julio Samuel Morales Ferrón, mantuvo durante muchos años una columna semanal que se llamó “Platícame un libro” que luego llevo a la radio y de cuya lectura o escucha una persona medianamente atenta podría aprender el remedio y el trapito, es decir el nombre del libro, el autor y la trama.
(Informes de diputados.- Diálogo pescado al pasar.- -¿Vas a ir al informe del diputado fulanito?-, -¡Cómo!, hasta donde yo sabía el Congreso es un órgano plural pero es uno sólo, y las resoluciones son del Congreso y la actuación es del Congreso y el Congreso es una autoridad-, -Pues será el sereno, pero cada diputado da su informe-, -Oye, pues es tan sin sentido como si en el informe de labores del trío “Los Panchos” cada unos de los integrantes quisiera hacer su propio informe, imagínate en la sinfónica-, -Pues ni más ni menos, así es-, -Y por curiosidad ¿Quién lo paga-, -¿Cómo quién?, la democracia, amigo, la democracia.-)
En las librerías se encuentran varias ediciones con resúmenes de libros clásicos. Una de ellas en una edición razonablemente bien presentada ofrece 1,000 libros resumidos en un volumen de aproximadamente mil páginas. Lo que a un político ocupado, considerando un promedio de 200 páginas por libro, ahorraría la lectura de 199,000 páginas y si es medianamente atento y retentivo, podría recordar más de tres nombres de libros y más de tres autores y podría, más o menos, platicar de ellos como si los hubiera leído y no pudiera explayarse en su comentario por sus múltiples ocupaciones y responsabilidades.
Por supuesto, amable y suspicaz lector, todo este recorrido por los cerros de Úbeda librescos, no obedece a ninguna otra razón que no sea el tema de actualidad “los libros favoritos de Enri-que-Pena Nieto” que ha provocado más comentarios, burlas y chistes que los mejores días de Ninel Conde. Habemos adictos a la lectura que podríamos considerar un pecado mortal de la cultura, el no haber leído durante una vida tres libros que hayan dejando una impronta en el ser. Benévolamente, podríamos aceptar que un político no requiere leer literatura, aunque sería deseable, no requiere leer ensayo, aunque sería recomendable, no tendría que leer completa La Biblia, aunque no le haría ningún daño, cuando lo que importa es que en su actividad y en su función rinda buenas cuentas.
Aquí viene lo criticable: Que un señor que no puede recordar el nombre de tres libros y de tres autores se nos quiera vender como autor de un libro. ¿De veras habrá quien pueda creer que él señor escribió el libro que anuncia como suyo?. Que ese señor vaya a la feria del libro más importante de México por no decir de Iberoamárica, la Feria Internacional del Libro de la U. de G. y rodeado de decenas de miles de libros no atine el nombre de tres. Que pretenda haber leído y no pueda citar ni uno solo, bueno, sí, la Biblia a medias. Y lo peor, la reacción en las redes sociales, las majaderías en la cuenta de su hija, la minimización del incidente en su propia cuenta, y la explicación sosa, reiterativa y palabrienta que en un noticiero radiofónico nacional perpetró al día siguiente. No, el pecado mortal no es leer, ¡ese es venial!, el pecado mortal para un político es el galimatías que se hizo para justificarse. ¡Ojalá que aprenda la lección!. Al fin que no se postulará para hacer resúmenes de libros.
(Chifladura de los diputados federales.- Los diputados creen - iba a escribir piensan, pero no me animé – que la mera aprobación de las leyes es suficiente para que se modifique un comportamiento social, y al margen de todo estudio, de antecedentes de otros países y del nuestro aprobaron la cadena perpetua para los secuestradores. Señores diputados, ¡hasta cuándo van a entender que la cuestión no es la pena, sino la impunidad!. Así se apliquen una, dos o más cadenas perpetuas, la impunidad y la corrupción persistirán. ¡Ah! Y el mal ejemplo amenaza con contagiar al congreso de nuestro estado.)



¡Qué 20 años no es nada! ¡Saaaabe! ¿Y 40?


(Recorridos por el centro histriónico.- A mis amables y desocupados lectores les prevengo que a partir de la próxima entrega y por algunas semanas dedicaré este espacio a comentar algunos aspectos del centro de nuestra ciudad, muy pretencioso llamarle histórico, muy machista llamarle histérico, así que preferí llamarle histriónico. Será como una visita guiada pero “pior”. Están advertidos, pero no lo divulguen por si cae algún incauto.)
Habrán de dispensar que dedique estas líneas para hablar de la vejez, lo hago para incomodar a mis compañeros de generación, que inexplicablemente han envejecido, en tanto que las compañeras, todas sin excepción, lucen guapas, rozagantes y jóvenes, lo que me lleva a concluir o bien que las damas (nuestras compañeras) han celebrado un pacto al estilo Dorian Gray o que definitivamente el tiempo no transcurre igual para los hombres que para las mujeres. Aunque debo reconocer en los varones algunas excepciones, por ejemplo la de Arturo G. que inexplicablemente se conserva guapo, rozagante y joven y la de algunos más deteriorados que prefirieron no asistir a la comida de navidad de ex-preparatorianos de la Generación 1964-1965 del IACT.
Alguien decía que los síntomas inequívocos de la vejez eran dos, el primero que empezaran a borrarse los nombres, situaciones y recuerdos y el segundo ya se me olvidó. Aunque la ventaja, que todos los de la tercera edad para arriba, quizás antes, hemos experimentado, es que la vejez ¡Qué adultez en plenitud ni que ocho cuartos! Junto con las limitaciones que evidentemente trae, trae también la disposición para aceptarlas. No se puede hacer lo mismo ni con la misma disposición de los tiempos mozos. Ladislao “El Chato” Juárez, a quien envío un cariñoso saludo con el deseo de que pronto se alivie, me contestó con su inigualable sentido del humor a la pregunta de ¿Cómo estás Chato? “Pues mal, el trabajo ya no me da placer y el placer me da tanto trabajo”. Por supuesto, como solían decir las películas, no es alusión a nadie, y cualquier semejanza es pura coincidencia, aunque estoy pensando en algunos destinatarios preferentes de la frase.
Y el inefable Pepito, el de los chistes de la era antes de Ninel Conde, preguntaba a su mamá (Perdón por la cita en francés) –Mamá, mamá, ¿pendejo se acentúa?- y la autora de sus días, su amante progenitora, su abnegada madrecita, su ejemplar paradigma, le contestó inmisericorde –Con los años Pepito, con los años-. Quien me la platicó me asegura que es un cuento gracioso, pero a medida que pasan los años menos gracia me hace. Ojalá Ud. amable lector tengo la edad para que le haga gracia, o tenga la gracia para que no le haga mella la edad.
Hace algunos años un amigo querido me decía “Me estoy preparando para ser un buen viejo. No quiero ser un viejo cascarrabias, ideático o terco, que aleje a la gente y en particular a los nietos”. Cuánta razón pensé y sin embargo cuántas veces conductas que criticábamos de nuestros viejos y que nos propusimos no llegar a hacer, terminamos haciendo y cuántas veces terminamos siendo lo que no queríamos ser.
(Libroso, lector y memorioso.- Antonio Javier Aguilera García, tenedor de la biblioteca jurídica más importante, por el número y la calidad, del centro de la República, me demostró una vez más, que no sólo los tiene, sino que además los lee y lo que es peor ¡los recuerda!. Me llamó para hacerme notar dos inexactitudes en mi colaboración anterior: George Gurvitch antes que Gustav Radbruch habló de Derecho Social y además escribió un libro con ese título y Victoriano Huerta no fue alumno regular de West Point. Le agradezco la precisión.)
Ahora que el internet ha sustituido al molino o a las reboticas de antaño, el mundo se nos ha empequeñecido y podemos estar en contacto con multitud de personas a un mismo tiempo, recibir comunicaciones, establecer conversaciones, y conocer más y más gente. Los correos se multiplican e inundan las cuentas electrónicas. Llama la atención la cantidad de comunicaciones con reflexiones, meditaciones o gracejadas y entre ellas ocupan un lugar preponderante las reflexiones sobre la vejez. La mayoría insiste en una mentira piadosa que los viejos parecemos aceptar de buen grado: Que la juventud es un estado de ánimo y que no se es viejo por el mero transcurso del tiempo si conservamos la frescura, la lucidez, la alegría y el entusiasmo por la vida.
Como todo sofisma, este razonamiento parece tener un trasfondo de verdad, si no fuera así, de entrada lo rechazaríamos, pero en esa postura subyace una falsedad: que la juventud es un valor en sí misma y que la vejez es un mal en sí misma. Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre. Aunque el mundo moderno parece actualizar una divisa latina, de Virgilio probablemente, “Recedan vetere” que el Dr. Desiderio Macías Silva traducía grosera pero simpáticamente como “A la chingada los viejos”. La vida actual parece exigir una juventud perenne y el comercio ofrece multitud de cremas, afeites y artilugios para disimular la vejez, como si cumplir años fuera un pecado y ostentarlos una desvergüenza.
Se cuenta una anécdota de la vigorosa y temible reina Victoria de Inglaterra. Un pintor le obsequió un retrato en el que había suprimido las arrugas, suavizado la expresión y disimulado las canas, buscando, obviamente, halagarla. La reina, juiciosa, se lo regresó con una nota en que le decía que “Habiendo librado muchas batallas en la vida no deseaba un retrato que la mostrase como si hubiera salido ilesa”. Particularmente, respeto la decisión de cada quien de parecer lo que quiera parecer y representar el papel que quiera representar, pero siento que haría más bien al mundo que los jóvenes se comportaran como jóvenes y no como viejos apacibles y tranquilos y que los viejos nos comportáramos como viejos, no deseando representar el papel que tuvimos que haber representado cuarenta años atrás. Habría que aprender la lección de una buena infusión de café, que se logra, según los que saben, con una mezcla equilibrada de granos “planchuela” y “caracolillo”. Los primeros provenientes de las plantas jóvenes y vigorosas aportan más aroma, los segundos que vienen de las plantas viejas y concentradas aportan más sabor. La vida es eso, aroma y sabor, todo a su tiempo.
(Suicidios recurrentes.- Narra Aulio Gelio en un capítulo de sus Noches Áticas, como las jóvenes en Mileto sin motivo grave aparente se suicidaban. Repitiéndose alarmantemente los suicidios,  los jueces Milesianos decretaron que las jóvenes que se encontrasen ahorcadas fueran arrastradas desnudas a la sepultura con la cuerda que hubieran usado, y así fue disminuyendo el número de suicidios de mujeres por ahorcamiento.)



Wednesday, November 23, 2011

La Revolución se institucionaliza. (Apuntes para una charla que nunca se dio.)


N.B. Por complicaciones de logística, o de agenda como ahora se dice, no pude ofrecer la charla dentro de los festejos del Centenario de la Estación de Ferrocarriles, algo sucedió que se traspusieron las agendas, y ya no fue posible programarla. De cualquier forma no iba a decir nada que no se supiera, como ahora no escribiré nada que no se sepa pero, que, algunas cosas conviene recordar.


La Revolución Mexicana fue la primera revolución social del siglo XX, o al menos eso se nos dice. Lo que es innegable es que la Constitución de 1917 punto culminante de su segunda etapa consignó por primera vez en el mundo en una norma fundamental, las llamadas garantías sociales, derechos otorgados, reconocidos o logrados (por eso no nos vamos a pelear), a grupos en tanto grupos. La novedad dio origen al llamado derecho social que fue bautizado hasta 1949 por Gustavo Radbruch en su Filosofía del Derecho, pero que sin bautizo influenció a muchas constituciones europeas y latinomericanas.
Lo que ahora se cuestiona, es que haya existido un auténtico movimiento revolucionario sin solución de continuidad desde los primeras huelgas de Cananea y Río Blanco, hasta la consolidación de los cambios sociales que algunos sitúan con el Gobierno del presidente Plutarco Elías Calles, que tuvo que sortear la Revolución Cristera, que bien podría considerarse como una “contrarrevolución”, otros lo prolongan hasta el régimen de Lázaro Cárdenas, que le da un tinte socialista y no faltan los que aseguran que en realidad, el movimiento revolucionario termina con la designación del licenciado Miguel Alemán Valdés que inaugura la era de los presidentes abogados, acabando con la hegemonía de los generales.
Al menos parece claro que podemos visualizar tres etapas con intereses bien distintos, con peculiaridades diferentes, con programas políticos diversos que al parecer sólo coincidían en una apariencia democratizadora, conservando el lema, cada vez mas maltratado y cuestionado de “sufragio efectivo, no reelección, La primera etapa la Maderista con el “mártir” Francisco I. Madero que su ingenuidad y buenos deseos se estrellaron con los múltiples intereses que no alcanzó a vislumbrar, ni con la ayuda de los entes del más allá de las sesiones espiritistas a las que era adicto. La segunda es la etapa constitucionalista que tiene como figura destacada a Venustiano Carranza, que enarbola la bandera de la Constitución, pero no de una nueva constitución, sino la restauración de la Constitución de 1857, que consideraba traicionada con el golpe de estado de Victoriano Huerta, general posgraduado de West Point, etapa que culminará con la Constitución de 1917  que es el primer atisbo de institucionalización de la revuelta. La tercera se inicia con el asesinato de Carranza, que a su vez había ordenado el asesinato de Zapata, a aquel se dice que lo mandó matar Obregón, luego vino el asesinato de Francisco Villa, que no se sabe quien lo mandó matar, pero se sospecha del presidente, después el asesinato de Obregón próximo a las elecciones, y esta etapa termina, según se quiera, con el gobierno de Plutarco Elías Calles, o con el gobierno de Cárdenas y la deportación de aquel (los métodos se refinaron, para que matarlo si se podía deportarlo), o con el      
Gobierno del Gral. Manuel Ávila Camacho, que harto de generales (con su hermano Maximino tenía) que decide entregar el poder a los civiles.
Don Porfirio Díaz gozaba, sin saberlo, de sus últimos días en la presidencia, cuando concedió una entrevista al periodista norteamericano James Creelman. Don Porfirio que frisaba los ochenta había sorteado con éxito los casi treinta años de su mandato, había logrado pacificar al país, lo había montado en el tren del progreso, se desarrollaba una industria bien soportada, se había extendido la educación a gran parte de la ciudadanía, el ejército se había reducido a alrededor de 10,000 efectivos, (pocos si consideramos que la División del Norte de Pancho Villa llegó a tener 18,000 soldados), su último gran logro (que algunos olvidan) habría de ser la creación de la Universidad Nacional (su antecesora había sido clausurada medio siglo antes por Benito Juárez). En aquella entrevista don Porfirio abrió las puertas a la lucha electoral, manifestando que vería con buenos ojos que los mexicanos se preparan para el cambio de gobierno, lo algunos vieron con escepticismo y otros como Madero se lo creyó. A la mera hora, Don Porfirio dio marcha atrás y anunció que nuevamente se postularía para otro período de gobierno que seguramente terminaría en el Panteón. Madero escribió su libro “La sucesión presidencial en 1910”, tuvo que huir del país, proclamó su Plan de San Luis y anunció el arranque de la Revolución para el 20 de noviembre. ¡Sólo a un espiritista se le podría ocurrir anunciar una revolución con fecha y hora!. Sea como fuere, la revolución estalló, a las primeras escaramuzas en un último acto de dignidad Don Porfirio renunció. Asumió el poder Madero y cometió el error de conservar las viejas estructuras, su error le costó la presidencia y lo que es peor, la vida.
Venustiano Carranza se levanta en armas desconociendo a Huerta y enarbolando la bandera de la Constitución, muerto Huerta las diversas facciones se disputaban el poder. La Convención de Aguascalientes fue un intento de aglutinar a los diferentes grupos revolucionarios, pero la convención eligió un presidente villista Eulalio Gutiérrez, que Carranza no estaba dispuesto a reconocer. Los triunfos carrancistas apoyados por EE.UU. y comandados por Álvaro Obregón, dieron la presidencia a Carranza que, presionado convocó a un congreso para reformar la Constitución de 1857. Los congresistas se le salieron del huacal y promovieron una nueva constitución que maltrecha, parchada y violada multitudinariamente continúa siendo símbolo de unidad nacional (¡Gulp!). La cosa no acabó allí, los generales inconformes se levantaron en armas y continuó la matazón, hasta llegar a la presidencia Plutarco Elías Calles “el turco”.
Calles, dotado de una inteligencia práctica, gran sentido de organización, administrador nato, y con una sensibilidad política innegable tomó determinaciones, (él o a través de su testaferro Pascual Ortiz Rubio) que al menos cuatro de ellas, en mi modesta opinión, constituyeron las bases de la institucionalización de la Revolución y los cimientos del México moderno: la creación de un banco central emisor de moneda, el Banco de México; la fundación del Banco de Crédito Rural para impulsar la decaída agricultura; la autonomía de la Universidad Nacional, para desligarla del gobierno; y la creación del Partido Nacional Revolucionario que ahora es el PRI y que durante varias décadas fue factor de unidad, de movilidad social y de paz política.
Lo que vino después, es otra historia.       

Friday, November 18, 2011

La perversión de la Universidad


(11-11-11.- Los aspirantes a agoreros aprovecharon la secuencia numérica, día 11 del mes 11 del año 11 para pronosticar, desde un día propicio para recargarse de energía hasta el fin del mundo a cargo de algún asteroide despistado. Sólo que el 2011 en numerología suma 4 y la suma total de los dígitos de la tríada es 8, el número de la fuerza, que se repite tres veces durante este mes. ¡Pseudo ciencia y pseudo religión!.)

Hace unos días, menos de una semana probablemente, escuche en la radio la noticia de que la Procuraduría General de la República y una importante universidad con sede en la ciudad de Mexico y sucursales en Guadalajara y Aguascalientes, habían celebrado un convenio con objeto de que la universidad ofreciera una maestría en Procuración de Justicia. Lo que no  está nada mal, pero me dejó la mosca chillando en la oreja, no tanto la nota cuanto su complemento, que señalaba que los planes, programas y contenidos serían proporcionados por la Procuraduría. La noticia y el convenio en sí mismos no significarían nada, salvo para algunos suspicaces como este escribidor que, como me decía mi papá, no dejo de buscarle chiches a las hormigas.
Dejemos de lado un momento a la procuración de justicia para plantearnos la visión generalizada de la Universidad, así con mayúscula, para no referirme  a ninguna en particular. Se afirma la necesidad, por no decir la obligación de que las casas de estudios doten a la sociedad de personal capacitado que se integre a la o a las cadenas de producción de las empresas para su mejor desempeño, lo que por sí mismo, tampoco parece mal, salvo para alguien excesivamente quisquilloso.
Pero dejemos de lado por un momento la Universidad como proveedora de engranajes para una cadena de producción para fijarnos en el tipo de promoción que en la actualidad realizan las universidades, por ejemplo: "Universidad Patito por el International Institute of Eficiency Patítica", "Todas nuestras carreras certificadas por el organismo regulador de la calidad universitaria en la América Latina con reconocimiento hasta la Patagonia". La Universidad recurre a otros organismos para asegurar su solvencia.
Cuando la universidad occidental surgió a principios del siglo XIII, (Bolonia y Paris se disputan el honor de haber sido la cuna de la institución), se creó para transmitir los conocimientos. En Bolonia, los comerciantes boloñeses que cada vez mas establecían importantes rutas de comercialización con Asia Menor, Mayor y con el resto de Europa, requerían de conocimientos jurídicos para formalizar sus transacciones, por ello empezaron a contratar juristas que tuvieran los conocimientos en comercio "internacional" para que los ilustrasen. Llama la atención que los alumnos al contratar a los maestros precisaban los temas que habrían de impartirse y, más aún, requerían de una caución por parte del maestro, que garantizara que enseñaría todos los temas que ofreciera impartir. Los estudian tenían no solo la mejor disposición sino el total interés para aprender.
Al reunir en sus claustros a los grandes maestros la Universidad pasó a ser no sólo la transmisora de los conocimientos sino el ámbito por excelencia para su creación y la depositaria del saber. Costó trabajo, pero la universidad se desembarazó de su origen religioso para, por el contrario, enarbolar la bandera de la libertad de investigación y la libertad de cátedra, universidad y libertad se vieron entonces como conceptos sinónimos.
Durante muchos años, varios siglos, la Universidad cumplió sus tareas institucionales, agregándose más o menos recientemente la vertiente de difusión o extensión, incorporándose como función sustantiva de la Universidad el participar a la comunidad a la cual se debe, los conocimientos, las experiencias y en general la cultura. En rigor esta función se ofrece de manera formalizada e informalizada. En algunos casos como cursos de extensión sin prerrequisitos académicos, en otros simplemente ofreciendo exposiciones, conciertos, conferencias, etc., para la comunidad en general.
La Universidad sobrevivió todos estos años como la entidad no sólo creadora, depositaria y difusora de las ciencias y las artes, sino de manera fundamental como el organismo certificador por excelencia de esos conocimientos. En algunos casos por méritos propios, en otros, por delegación del estado, que, como en otras áreas, por el mero hecho de ser el monopolizador de la fuerza, se arroga también el monopolio de la economía, el monopolio del saber, el monopolio de los monopolios. La función del estado, dependiendo de la concepción política o ideológica prevaleciente, puede ir desde un mero estado policía, limitándose a vigilar el orden y la seguridad, en tanto que en las concepciones totalitarias cubriría todos los ámbitos de la vida pública y no pocos de la vida privada.
En los últimos años, sin embargo, se ha dado un desplazamiento de las funciones sustantivas de la universidad. El desarrollo tecnológico requiere cada vez más de instalaciones, equipo y personal sofisticado, que sólo pocas universidades pueden obtener. Si se compara, por ejemplo el número de patentes que provienen de las áreas universitarias contra las que son registradas por el área empresarial, la ventaja para ésta última es apabullante. La universidad, cada vez más, se limita a ser repreoductora y transmisora de los conocimientos que se producen en otros ámbitos y que llegan a ella a efecto de que preparar el personal que las empresas requerirán. Las empresas se ahorran en buena medida la preparación, capacitación y entrenamiento que de otra forma tendrían que dar a su personal. ¿Para qué gastar en ello cuando la Universidad lo puede hacer con cargo a los propios capacitados o con cargo al estado?
Otro fenómeno de nuestro tiempo es el surgimiento de entidades privadas que trabajando concomitantemente con la empresa   se encargan de asegurar a ésta que los procedimientos y los contenidos correspondan a sus necesidades. Estas entidades certificadoras han alcanzado también a las universidades y la certificadora ahora es certificada.  Una empresa mercantil con intereses claramente mercantiles convierte en mercancía el otorgamiento de una mención que asegure que una entidad pública o privada realiza determinados procedimientos en la forma que dice que los realiza y estandariza los criterios para un sistema de mercado y de producción neoliberal.
Lo más grave, a mi parecer, es que la universidad ha abdicado de su papel social más relevante: ser la conciencia crítica de la sociedad. Analizar todas las corrientes de pensamiento, todos los criterios, todas las ideologías, exhibir las lacras, cuestionar las incongruencias, condenar las desviaciones, pero también exaltar lo positivo, estar siempre un paso adelante y tener la mira en el futuro.
¡Se lumen proferre!

(El candidato legítimo.- En la picaresca de la política nacional el Peje es un personaje imprescindible, es el patiño, es la pareja, es el contrapunto. Pudo haberse convertido en un referente digno como lo es el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, víctima del sistema cuyo sacrificio político contribuyó eficazmente a un proceso democratizador que aún no termina, el Peje prefirió la comedia al drama. Es la nota de color y el detalle chusco, pero en serio, no se le podrá tomar en serio.)






Wednesday, November 02, 2011

Día de muertos y muertas



“Viene la muerte luciendo
mil llamativos colores,
ven dame un beso pelona
que ando huérfano de amores”.
Corrido mexicano. 

Yo no lo sé de cierto, lo supongo, diría Jaime Sabines, y yo lo parafraseo, que los muertos no tienen sexo, y si me permito un título como el de esta columneja es por no incurrir en alguna impropiedad al utilizar un lenguaje tanatológico políticamente incorrecto, y ya se sabe que en esta época de dictaduras de las minorías hay que andarse con mucho tiempo, porque maman mas los que chillan mas, no los que tienen mas necesidad y no necesariamente los que tienen mas hambre. Pero es claro, o al menos eso creo, o eso pretendo, aunque de quererlo a conseguirlo hay un buen trecho; que quiero hacer alusión no a los muertos muertos sino a los muertos cuando no estaban muertos, refiriéndome a la extensión ideal que hacemos de la persona, prolongando su existencia después de la muerte e imaginándola, tradición y creencia, que transforma su manera de ser para ser en otra dimensión, plano o entidad.
Mauricio Maeterlink el extraordinario escritor de las Vidas de las abejas, las hormigas y las termitas, tiene un estremecedor ensayo sobre la muerte, en el que hace un recuento de creencias y concepciones diversas y se plantea también las posiciones personales ante la realidad, terrible realidad, insoslayable realidad, y como, pese a la esperanza generalizada de que sólo constituya un tránsito hacia otra realidad previsiblemente mejor, nos sobrecoge, nos inquieta, nos confronta. Porque salvo en casos patológicos que lamentablemente cada vez se presentan con mas frecuencia, el instinto vital es el mas fuerte. Escribo instinto y recuerdo a mi maestro Don Luis Recaséns Siches que clavando su mirada límpida de esos ojos de un azul jacaranda con esa voz persuasiva casi susurrante me dice “El hombre” -y la mujer Maestro- le interrumpo groseramente, “No, apenas estamos en 1966, todavía no es un uso socialmente aceptado el lenguaje políticamente correcto que se impondrá en el siglo XXI. Por lo demás, la acepción que uso hace alusión al género humano, y digo el Hombre con mayúscula, no tiene instintos, sino tendencias y la razón, le hace, o le puede hacer, sobreponerse a ese impulso animal” yo, claro, acato la lección del maestro pero algo quiero decirle por no quedarme callado – Maestro, pero ya usted está muerto, y pretende hablarme como si su existencia no hubiera terminado, como si sus ojos azules no hubieran perdido su brillo, como si su hablar cezeante no se hubiera extinguido para siempre, como si sus lecciones continuasen y como…- y me interrumpo porque mi Maestro me interrumpe “¿Qué significa la muerte? ¿Acaso no vivo en ti? ¿Acaso hay diferencia en mi mirada de entonces y en la que ahora crees recordar? ¿Acaso tiene sentido hablar, ante tu insondable ignorancia de la vida y la muerte, hablar de un entonces y un ahora? ¿Acaso por llamarte vivo estas más vivo o menos muerto?” un escalofrío me recorre el cuerpo y se me aloja en el cerebro, Miento, un escalofrío me recorre, no se si originado de afuera hacia adentro o de adentro hacia afuera, me recorre y en algún momento, o en algún lugar de mi, ¿de mi cuerpo? ¿de mi ser? se separa y el frío sube y se aloja en la nuca y me hace estremecer y el calor, un fuego intenso que no calcina, se instala en el pecho donde debiera estar el corazón que ahora no late, un calor que no consume sino aviva.
Escucho voces en la biblioteca, es media noche y no debiera haber nadie mas, el edificio a esta hora está vacío y solo mi teclear, monótono y constante era contrapunto del silencio, pero las voces suben de intensidad y percibo, siento, y es una sensación física y anímica, que no estoy solo, casi en tropel empiezan a salir una tras otra las figuras, que en la penumbra del resto de mi oficina, no alcanzo a distinguir, pero se acercan a la luz. Mi Maestro, (pensé que se había ido) saluda con respeto, casi con reverencia a un hombre de interesante presencia, escaso de pelo, de facciones definidas, de personalidad arrolladora. “Ortega” dice mi Maestro (Ortega y Gasset pienso yo, y recuerdo que ya antes Recaséns había dicho que para sus discípulos solo era Ortega). No repuesto de la impresión, veo que saluda a Zubiri, a María Zambrano, a Julián Marías. –Don Julián – me atrevo a dirigirme a él recordando que le traté un par de veces – ¿Cómo se encuentra?, ¿Cómo es que anda por aquí?, Yo pensaba…creía…que…-  -Había muerto- completa la frase - ¡Un sin sentido! Mi querido amigo ¡Un sin sentido!, recuerdo que dejamos interrumpida nuestra charla sobre el lenguaje como forma de instalación y si usted no lo tenía presente, yo sí, y me reitero a su disposición. Me será muy grato continuar aquel diálogo o abordar algún otro. Por cierto, que Ud. se ha olvidado un tanto de mi, pero yo frecuentemente  visito esta ciudad en la que tengo al querido amigo que Ud. conoce y al que profesa tanta admiración y cariño- Apenado trato de balbucear una disculpa cuando me sorprende la presencia de Don José Rubén Romero, a quien identifico mas por su talante que por su fachada y que se dirige a mí con la familiaridad de los viejos amigos. Naturalmente me turbo y él, risa franca, mirada afable, transpirando bonhomía me dice –No te acuerdas, nos conocimos hace muchos años cuando leíste por primera vez mis “Apuntes de un lugareño”, aunque hablar de años no tiene sentido. Los años son una mera convención lingüística para ubicar un sector de la realidad que es apenas un reflejo pálido de la totalidad de la Creación-, -¿Cómo en la parábola de la Caverna de Platón?- me atrevo a comentar y una voz grave proveniente de una figura fuerte de un hombre calvo y grave con una túnica que parcialmente levanta con un brazo, me increpa – Mortal de cobre, semejante a un ilota, pretendes que por recordar la alegoría mas citada y menos comprendida de mi obra, puedas pasar por discípulo mío, Osarías trasponer el dintel de los jardínes de Academus y atreverte a mirar a los ojos a quienes comparten con el favor de los dioses el Simposium – Cortado, apenado, intruso en mi propio espacio, rodeado de seres maravillosos, empequeñecido, no me atrevo a responder a la catilinaria – No te equivoques – esta vez la voz proviene de un hombre bajito, adusto, severo, sereno, que inspira a la vez respeto y confianza – Platón no sabe de catilinarias, a lo sumo de Filípicas, ¿no recuerdas que para ti y solo para ti las expuse y que con igual enjundia, fervor y fuerza con que lo expresé en el Senado pronuncié para ti “Daelenda est Cartago”- Cicerón me toma del brazo y yo reducido a polvo contemplo vivos, charlando animadamente a los autores que yo creía muertos…
“Memento homo, quia pulvis es et in pulverem reverteris” … pienso o creo pensar mientras un bigotón afable, sanguíneo y vivaz, con sus inconfundibles quevedos recita sólo para mí y para Ud. amable lector :

“Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,

Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.”





Wednesday, October 26, 2011

¿Vas al ISSSTE? ¡Ya valissste!

¿Qué qué significa ISSSTE? Fácil. Inútil solicitar servicios sólo tramitamos entierros.
(Nadie me lo contó.- El domingo mientras en la plaza de armas se destinaba un espacio para carteles de protesta “domesticada” cuatro camionetas de la policía municipal y media centena de policías disfrazados de tortugas “ninjas” formaron una barricada en Madero y Juárez, para impedir que una cuarentena de personas en su mayoría mujeres y niños avanzaran en su protesta por la detención de los comandantes policíacos. ¿Libertad de expresión y de tránsito?¡Bah!.)
Hace varias semanas que el suscrito andaba masticando el tema de este articulejo, lo rumiaba, lo regurgitaba y no me acaba de convencer porque en el ISSSTE como en cualquier otra organización humana, debe haber personas que hagan con gusto su trabajo, que se entreguen con vocación de servicio a su tarea, que comprendan que si tienen trabajo es por los derechohabientes, que su razón de ser es la derechohabencia, y no pierdo la esperanza de llegar a encontrarlos. Así de crédulo soy, pero, francamente la declaración de la semana pasada del Director General me acabó de llenar el buche de piedritas, aunada a que tuve que comprar por enésima ocasión en los últimos meses la medicina que en el ISSSTE recetaron y que la institución no pudo surtir, no pudo subrogar, no pudo solicitar a otra delegación y no tiene para cuando recibirla en su farmacia local. ¡Ah! La declaración de marras consistió en avisar que se restringirán las recetas de medicinas de patente porque los derechohabientes y los médicos están abusando. Con ese razonamiento y un carrito de paletas el Directorsuelo ese tiene su porvenir asegurado.
El Directorsucho navega en el mejor de los casos, como diría mi maestro Guillermo Colín Sánchez, en un mar interminable de ignorancia supina cual fantasma famélico, porque lo más probable es que no sea ignorancia sino una absoluta carencia de progenitora. ¡Habrase visto semejante despropósito! El Directorcillo desconoce que el derecho a la salud es una garantía constitucional, lo que de entrada descalificaría su temeraria declaración, pero además olvida o pretende olvidar que las cuotas que los derechohabientes cubren, las cubren íntegras vía descuento en la nómina y que si se paga un servicio completo se tiene derecho a un servicio completo, mas si de salud se trata. Para acabarla de amolar, con esta declaración se la cobija por el lado de los piojos, porque pone en evidencia su incapacidad administrativa para controlar a los empleados, lo que ya conocíamos, dado el desorden imperante en la institución. El argumento es falaz, lo único que justificaría que se suspendiera el recetar ciertas medicinas de patente es que el cuadro básico tuviera las medicinas genéricas que las sustituyeran eficazmente, pero si por otro lado las autoridades sanitarias y los Colegios Médicos nos alertan contra la mala calidad de las similares y las intercambiables, no se justifica poner en riesgo la salud de la derechohabencia y complicar administrativamente a la Institución, porque el paciente que no se alivia y que no tiene posibilidades de adquirir la medicina, regresará una y otra vez buscando el alivio al que tiene derecho.
(¿Cochinero?.- La ropa sucia se lava en casa, dice el dirigente nacional del PRD luego del fiasco de la elección interna del domingo pasado. Como en ocasiones anteriores las disputas de las tribus –así les han llamado- han superado la organización y vigilancia de los comités electorales. La ropa sucia se lava en casa, de acuerdo, pero ¿Quién tendrá las manos limpias como para no mancharla?.)
Usted amable lector no está para saberlo pero yo sí para contarlo y ultimadamente usted sabrá, ¿quién soy yo para juzgar por usted? Haga de cuenta que es derechohabiente del ISSSTE y tiene necesidad de solicitar una cita para un malestar que le aqueja, el que usted quiera y guste. Acude a la clínica para hacer la cita donde después de dar vueltas como hormiga pisada, alguien se apiada y le informa que las citas tienen que hacerse por teléfono. ¡Lo que es no saber y no haber tenido que recurrir a la Institución!. Piensa que al fin y al cabo es más sencillo, más cómodo y más práctico hacerlo por teléfono. A las cuarenta y siete veces que intenta comunicarse y que el contacto se frustra o porque marca ocupado, o porque no entra la línea o porque la extensión no responde o simplemente porque la señal de llamada se prolonga indefinidamente, empieza uno a pensar que ni es tan sencillo, ni tan cómodo, ni tan práctico, pero en fin, armado de paciencia y como afortunadamente su caso no es de urgencia, o al menos así lo cree, al tercer día logra establecer comunicación y le dan cita para las 8 de la mañana del miércoles dentro de tres semanas, lo que si no es un record mundial, al menos podría competir en los panamericanos.
El día de la cita, bañadito, compuestito y con el mejo ánimo llega usted a las 8 de la mañana, para encontrarse en principio que el consultorio señalado para la cita no es el del médico que la atenderá, peccata minuta, piensa usted y se dirige al nuevo consultorio, toca y espera y espera y espera. Cuarenta y cinco minutos después una enfermera malencarada ¿habrá de otras? Pregunta ¿Los citados de las 8 con el Dr. House? 27 personas se agolpan ¡Todos citados a las 8! ¡Cómo es posible! Pues sí, ¡es posible!. La “simpática” enfermera pregunta ¿Quién llegó primero? Una vieja sebosa (no es ofensa, es descripción) dice –Yo me quedé a dormir aquí-, -Pásele- dice la enfermera. Dos horas después y luego de haber atendido a algunos pacientes mas, la enfermera anuncia que por contrato colectivo el Dr. no atenderá más pacientes por hoy, por lo que habrá que solicitar nuevas cita. A su dolencia se agrega ahora que le hierve el buche, y haciendo de tripas corazón reinicia el proceso. Tres semanas después llega a 5 de la mañana para su cita de las 8, logra ver al médico, sólo para enterarse que tendrá que atenderlo un especialista y para ello ¡Claro! Tendrá que solicitar cita. A su padecimiento se agrega ahora una colitis por los corajes entripados. ¡Ah! Y como es de especialista la cita será dentro de seis semanas, le informan al tercer día –como de costumbre- en el teléfono. Al fin, y ahorrándole más molestias, contratiempos y disgustos, que por obvio de espacio omito, Ud. logra ver al especialista, le receta y corriendo va a la farmacia sólo para que le informen que la medicina no la tienen, no la pueden subrogar y no saben cuándo podrán tenerla en existencia.
A sus padecimientos ahora se agrega una profunda depresión combinada con un deseo irrefrenable de retorcerle al cuello al directorcillo ese que declara que los pacientes abusan de la institución…
(¿Disfraces de cultura mexicana?.- ¡Zambomba! Para conmemorar a nuestros muertos y preservar las tradiciones se convoca a un concurso de disfraces, eso sí, los disfraces tendrán que hacer alusión a la rica cultura mexicana, además habrá los tradicionales concursos de altares de muertos. Que me expliquen que es una tradición o que me expliquen dónde entran en la cultura Aguascalentense estas “tradiciones”.)

Wednesday, October 19, 2011

Los Toros patrimonio cultural intangible

El lunes pasado el Periódico Oficial del estado publicó el decreto del Ejecutivo que declara a la fiesta de Toros patrimonio cultural inmaterial del estado de Aguascalientes, por lo tanto se considera de interés público la preservación de las tradiciones, formas, procesos, implementos, sitios, etc., necesarios para la conservación del Toro de Lidia, para la continuación de la fiesta taurina como expresión de una idiosincrasia y una identidad, para la salvaguarda de las expresiones artísticas relacionadas con la Tauromaquia, y en general los usos y costumbres derivados de esta expresión artística ancestral que nació con nuestra nación y continúa una tradición lúdica hacia la muerte con un espectáculo ritual y simbólico que trasciende la sola lucha del hombre con un animal. Seguramente algunas personas de sensibilidad delicadas podrán cuestionar la determinación oficial, no se trata de imponer a nadie un criterio uniforme ni una visión particular del hombre y la naturaleza. El Tratado Internacional en que se apoya el decreto señala los aspectos a considerar para establecer una costumbre o tradición como patrimonio cultural intangible. No se trata de justificar porque sí la “crueldad” con los animales. La vida de un perro callejero es infinitamente más cruel que la de un toro de lidia, la vida de un bovino de engorda o de leche es una prisión perpetua reducido a una concepción de máquina, la vida de un cerdo se termina apenas alcanza un peso traducible en chicharrones o carnitas, pero no, no es el caso entrar en comparaciones ni analogías. Los taurinos tenemos el derecho de luchar por la conservación de una especie y la de un espectáculo únicos, un ritual de vida y muerte que engloba múltiples expresiones artísticas concomitantes. No soy, ni por asomo, una persona versada en temas culturales, filosóficos o sociológicos para defender la fiesta de Toros, por lo que, con permiso del amable lector, traigo en mi ayuda al escritor Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura al filósofo Francis Wolf pregonero en Sevilla y a Georges Molinié filológo que fuera presidente de la Universidad de la Sorbona.
Mario Vargas Llosa hace algunos años formuló un alegato extraordinario en defensa de la libertad tanto de ir a los toros como no hacerlo, pero siempre desde el respeto y la democracia. "Es importante que quienes amamos a la Fiesta salgamos a defenderla con argumentos convincentes. El más importante de ellos es decir que si ella es suprimida, no sólo la cultura sufrirá una herida profunda, sino la libertad humana".
"Quienes la amamos —siguió el escritor peruano— reclamamos el derecho de seguir yendo a la plaza y gozar y sufrir. La corrida de toros es muchas cosas a la vez. Es un arte que armoniza a otras artes: cultura, danza, pintura, música... ha transmigrado a otras culturas y ha dejado huella. No es verdad que los que aman a la Fiesta sean indiferentes a la crueldad, pero quienes van a la plaza también aman el arte". “La Fiesta expresa lo que somos, de donde venimos; nuestros sueños y anhelos. Y eso está cada tarde en la plaza. Un encuentro que el hombre, con su elegancia y finura, ha desbarbarizado y nos lleva al encuentro de quienes nos precedieron".
El escritor, también Premio Príncipe de Asturias señaló que hay que defenderla "sin complejos. No hay nada de que avergonzarse. Amar la Fiesta es amar la paz y la fraternidad. La corrida de toros forma parte de la creación humana. La tenemos que defender porque si nos la arrebatan, nos habrán herido en lo más importante que tiene el hombre: su libertad".
Francis Wolf en abril del año pasado fue el Pregonero de la Feria de Sevilla, de su intervención rescato algunas ideas claves. “Dicen que la filosofía se esfuerza por responder a dos preguntas fundamentales: la pregunta “¿qué es?” (dicha de esencia) y la pregunta “¿por qué?” (dicha del fundamento). Ahora bien. ¿Qué es la corrida de toros? Nadie lo sabe. Nadie puede responder a esa pregunta – y la filosofía aún menos–. Pero quizá se puede filosofar sobre este mismo hecho: la corrida de toros no puede ser definida. Se puede hacer su historia, describir sus fases, determinar sus reglas, pero no se puede decir lo que es. ¿Por qué? Porque no encaja en ninguna categoría definida.”
“La segunda pregunta filosófica es la cuestión “¿Por qué?”. Tampoco se
puede responder a esa pregunta, pues sería saber responder a la pregunta “¿qué es el hombre?”, como acabamos de observar. Pero hay una manera indirecta de responder al “¿por qué”, que es determinar “¿para qué?”. O sea los valores. Por lo tanto, ¿Cuáles son los valores de la fiesta? La corrida de toros es, precisamente, la fusión de los valores estéticos del arte con los valores éticos de la existencia. Y esto nos remite al origen mismo del arte, o mejor dicho a su mayor razón de ser, en el cual el « bello gesto » es al mismo tiempo gesto moral (por lo que muestra de valentía, de generosidad, de grandeza, y sobre todo de lealtad para con el adversario), y también gesto artístico (por lo que muestra de armonía, de pureza, de equilibrio, de poder expresivo). Los griegos tenían una sola palabra para designar lo que admiramos en una persona: kalon, que significa al mismo tiempo bello y bueno.”
El Centro de Investigaciones Mentalidades y Representaciones en el mundo hispánico e hispano-americano de Universidad de la Sorbona celebró un importante congreso internacional sobre la tauromaquia que dio lugar al libro Des taureaux et des hommes - De los toros y de los hombres, 1999. El presidente de esta Universidad, el catedrático Georges Molinié, dijo lo siguiente en ese libro: “Estoy muy honrado y emocionado al acoger en este congreso internacional sobre la tauromaquia a colegas de las Universidades francesas, españolas, portuguesas y de América Latina, y, además, una exposición de libros y una mesa redonda de toreros. Se trata de una reunión científica, de un coloquio intelectual y cultural pero también de un análisis histórico, de un congreso de antropología cultural. En el mismo se han tratado cuestiones de orden ético, religioso, científico, técnico, cultural, comercial y económico. Pero lo que me interesa especialmente, y por eso estoy feliz de acoger este congreso, es que se va a reflexionar sobre una praxis social y un lenguaje. Se trata de un congreso sobre el valor de los hombres y sobre los valores sociales.”
No es un reto, no es un desplante, no es un envite, es un ejercicio libertario.