(Estado Vs. Iglesia.- Me encuentro con dos respetables frailes que me distinguen con su amistad. Uno me dice con cierta intención y picándome: Ya no hables tan mal del Gobierno.- Yo contesto: Me dan motivo.- El otro asegunda: Si no hablas mal del Gobierno de quién lo vas a hacer, ¿de la Iglesia?....-)
La manifestación convocada por diversas organizaciones, algunas institucionales, otras ciudadanizadas, otras quien sabe que, para protestar contra la inseguridad y la impunidad de los delincuentes convocó una multitud impresionante en la ciudad de México, solo comparables a las marchas de 1968 y desde luego sin alcanzar las características de las manifestaciones futboleras del mundial de 1970. Que le vamos a hacer. Para la gente resulta mas importante la suerte de una pelota de cuero pateada por veinte oligofrénicos y manoseada por otros dos que la seguridad, la justicia o la libertad. ¡Sea por Dios y venga más!. Los pueblos tienen los deportes, los equipos y los estadios que merecen.
Al margen de lo anecdótico del número que establece un continúo que puede ir desde los cincuenta mil calculados por la extrema izquierda hasta los quinientos mil estimados por la extrema derecha. Ciertamente el número es lo de menos. Lo importante es que había mucha gente, un gentilicio como diría el Lic. Joaquín Cruz Ramírez. Pero lo más importante es que tienen razón. Una desgarradora, minusvalorada, secuestrada, amagada, vilipendiada razón. Una razón que no pueden ocultar las descalificaciones rayanas en la demencia del señor Andrés Manuel López Obrador que insiste el ser el único que lleva el "paso" en el desfile, ni los triunfalismos desinflados y endebles del L.A.E. Vicente Fox y Sra. empeñado en mostrar que están en lo cierto quienes lo ponen como ejemplo del principio de Peter. (Chiste para L.A.E.s que hasta un abogado puede entender, lo que no implica necesariamene que cause gracia).
La multitud se desplegó a lo largo de varias calles rematando en la Plaza de la Constitución. Los usufructurarios visibles México Unido contra la Delincuencia y otras organizaciones obtuvieron la promesa del L.A.E. Fox y Sra. de recibirlos para platicar sobre las motivaciones de la marcha. Apenas formulada la promesa la Secretaría de Gobernación se apresuró a informar que sería el Lic. Creel siempre atildado y políticamente correcto, discreto y hasta ahora ineficaz, quien recibirá a los organizadores de la marcha. Algo es algo dijo un calvo cuando un peló le salió, siempre es mejor que los reciba Creel a que los pudiera recibir el Defelagarto, el insuflado pese a todos sus desaciertos Ebrard o el patético Preocupador del Distrito Federal, Maestro (así le dicen) Batiz.
(La Fundación Pía Escuela de Cristo. - Me platicaron ayer, que por la mañana de antier se había medio inagurado la Escuela de Cristo, lamenté no haberme enterado a tiempo. Su rescate fue un proyecto que desde que Jesús Gómez Serrano me lo pidió, me entusiasmo profundamente. ¡Que bueno que se logró!. Aún cuando según me dijeron hubo quienes se colgaron medallas ajenas. Los prietitos del arroz. Según los chismosos que no faltan la reja que le pusieron hubiera quedado mejor en el CERESO, ¡júrenlo que el narco no se habría escapado!. La decoración de flan napolitano de los arcos y la iluminación de ferretería tendrán remedio, lo que si ya no podrá remediarse son las crujías que se tumbaron y que en su oportunidad el Dr. en Arquitectura Luis Ortiz Macedo recomendó conservar.)
Cuando en 1968, antes del fatídico dos de octubre en el que la tosudez criminal de un cretino y acomplejado gobernante hiciera derramar la sangre de los mexicanos. Sangre que una sola gota no se podría comprar con todas las medallas de los juegos olímpicos, hubo una manifestación que congregó una muchedumbre que entonces se estimó en cerca de medio millón de personas, la consigna era tomar las calles en forma silenciosa. ¡Fue impresionante!. Al día siguiente una caricatura de Marino en el desaparecido Excélsior (lo desapareció Echeverría, lo que ha seguido es su espectro), resumía todo: La muchedumbre caminando en silencio y en una rama de un árbol un pajarito le dice a otro: Se oye mas el silencio.
Las autoridades no pueden dejar de oír este silencio. No se puede soslayar con estadísticas, porcentajes o tendencias la terrible inseguridad que vive la ciudad de México y guardadas las proporciones la que se vive en el resto de la república. La triste realidad es que las tendencias no lo defienden a uno. Las estadísticas no evitan los asaltos. Los porcentajes que manejan los procuradores no evitan la incertidumbre del ciudadano que sale a la calle y literalmente no sabe si regresará. No evitan la angustia de la madre que ve salir a sus hijos a la escuela y se have cruces si regresarán golpeados o acuchillados. No impiden la impotencia y la irá de la mujer ultrajada.
Hasta hace algunos años alguién decía conocer a una persona a la que le había sucedido alguna de esas desgracias, ahora todos lo hemos experimentado cercano a nosotros, cuando no hemos sido las víctimas. Hemos pasado a formar parte de las estadísticas, de la ira contenida, de la rabia sin destinatario, de la impotencia que carcome y lo peor, de la desesperanza.
Un aspecto que me parece fundamental es señalar que la inseguridad, la impunidad y el alto índice de delincuencia no es un problema policíaco sino fundamentalmente político. La situación general del país de pobreza e incertidumbre, generan no sólo las condiciones para que proliferen las salidas al márgen de la ley en busca de la sobrevivencia que por cauces legales no está en condiciones de proporcionar el país sino la desconfianza en las autoridades y en sus medidas demagógicas e infecientes.
Se está agotando el tiempo y no será echando la culpa a sesenta años de democracia dirigida que se corrija el rumbo del país. Hacen falta propuestas y medidas concretas. Hace falta rumbo y mano firme. Hace falta honestidad y entereza.
Si no hay un cambio para bien, las próximas manifestaciones no serán silenciosas.
(En la UAA inscribirse y no morirse.- Quiere Ud. ser profesionista, todo lo que tiene que hacer es conseguir su inscripción en la UAA, el resto es no morirse. Le garantizo y pongo mi sello de autorizar que la inercia de la burocracia universitaria encontrará la forma para que Ud. reciba su título no obstante que como arrojó un estudio reciente la tercera parte de los universitarios sean analfabetas funcionales.)
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