(Epigramas de Paco Liguori para Dn Mariano Azuela, el hijo, que fuera ministro de la Corte y padre de su actual presidente:
Mirad este noble anciano,
no entonéis un miserere
¡Eres inmortal, Mariano!
mala yerba nunca muere.)
Escribo desconfianza en el derecho y me quedo con la inquietud de si debí haber escrito mas bien desconfianza en el Gobierno. Aunque pesándolo bien hablar en México de desconfianza en el Gobierno es un pleonasmo. Por definición el Gobierno no es digno de confianza, mala fama bien ganada. Y es que la burra (léase ciudadanía) no era arisca, pero....
Pensemos en algunas de las más recientes, apenas se nos dijo en el Informe que la macroeconomía vivía sus mejores épocas, que las reservas monetarias nunca habían estado mejor y que la inflación era la más baja de los últimos sexenios cuando en un sólo mes los precios hicieron caer al "tlatoani" (en nahuatl el que tiene la palabra. o sease el hablador) cual si fuera cojo. La inflación anualizada, ya lo podemos decir andará dos digitos más arriba de lo pregonado. Otra mas, no bien se nos dijo que se habían creado más fuentes de empleo, cuando el propio INEGI salió con un "mentís". En nuestro estado, que antes del gobernador Landeros tenía el ingreso per cápita mas alto de la república y no conocía el desempleo, ahora se pelea el dudoso honor de estar entre las diez entidades con más alto índice de desempleo y con uno de los más altos costos de vida del país.
A veces los abogados nos consolábamos pensando que al menos había dos instituciones jurídicas en las que el pueblo mexicano tenía confianza: en el notariado y en el juicio de amparo. Del notariado no hablaré siguiendo por una parte el viejo proverbio árabe que dice: nunca hables mal de tu camello, y por otra el adagio español que reza: alabanza en boca propia es vituperio, es decir como canta la coplilla gitana: A las puertas del infierno/ cantaba un loco/ unas veces por mucho/ y otras por poco. El amable lector tendrá su opinión.
Del juicio de amparo hay que decir y mucho. Durante años ha jugado en nuestro país un doble papel que para los abogados resulta claro pero puede no serlo tanto para los no iniciados por lo que a riesgo de ser obvio para el que lo conozca y demasiado esquemático para el neófito trataré de explicar. En un aspecto funciona como un recurso de casación es decir como una última revisión de la legalidad de un proceso y así ocurre con el amparo directo o uni-instancial que se promueve contra sentencias o laudos definitivos ante los tribunales colegiados y en otro aspecto actúa como garante de la constitucionalidad y por extensión de la legalidad de las leyes y de los actos de autoridad que se producen fuera de juicio y así ocurre con el amparo indirecto o bi-instancial que se promueve ante los juzgados de Distrito. La Suprema Corte de Justicia sólo conocerá en última instancia de la constitucionalidad de leyes o de actos que por su relevancia sean atraídos por ella.
(Me dijo el Chato Noriega
que ayer a la Corte fue,
Que Don Mariano se entrega
a sus labores con fe.
Mas dicen que ya no ve,.
pero ya no ve...a quien friega.)
Todo el sistema jurídico mexicano descansaba en última instancia en la confianza que se tenía en el amparo como instrumento que desfacía los entuertos y remendaba las roturas que las leyes inconstitucionales y las autoridades venales provocaban. Sin embargo tiempo con tiempo se desatan andanadas de críticas contra la noble institución, unas fundadas, otras no tanto y otras de plano sin fundamento alguno. Cualquiera se siente con derecho a opinar y se suele confundir y esto es muy grave el incidente de suspensión con la resolución definitiva del amparo, cometiendo la falacia lógica de tomar la parte por el todo. Esto amerita, por cortesía para algunos lectores, una ligera explicación. La suspensión en el juicio de amparo tiene por objeto que el acto que se considera violatorio de la constitución o la norma que se aparte de ella no se sigan aplicando mientras la autoridad jurisdiccional federal no resuelva en definitiva sobre su constitucionalidad.
Hay críticos que abogan por la desaparición de ciertas formas de amparo. Hay autoridades judiciales que se oponen al amparo uni-instancial por considerarlo violatorio de la soberanía de las entidades federativas. Hay autoridades que en la suspensión ven un freno para su actuación. Muchos eco-opinadores sueltan su cuarto a espadas tan sólo repitiendo lo que otros han dicho. En el fondo existe una desconfianza en el derecho y en las autoridades encargadas de aplicarlo. Y existe que duda cabe un desconocimiento garrafal de quien debiera conocerlo.
Dos ejemplos, calientitos por lo reciente, nos ilustrarán. Uno, la concepción del derecho a la lóPezobRaDor. El Gobierno del D.F. suspende el funcionamiento de la empresa Panamericana de Seguridad por no apegarse a su regulación jurídica, en entrevista radiofónica para Monitor le preguntan al Director de Policía Marcelo Ebrard: - ¿Y si la empresa se ampara?-, -Entonces le cancelaremos el registro- contesta el dictatorial y menso funcionario.
Dos. Algunos mensos gobernadores siguen creyendo que la CONAGO tiene una representación legal y el gobierno federal en el colmo de la ignorancia jurídica pacta acuerdos con el organismo espurio. ¿Y la constitución? ¿Y el Congreso?
No cabe duda que para que se recupere la confianza en el Derecho hacen falta abogados, tinterillos hay muchos.
(Se rumora por la escuela
en son de chunga y relajo,
que al caro maestro Azuela
pesan mucho..."Los de Abajo". )
Hola!
ReplyDeleteSiempre leo tus textos, principalmente porque tengo la fortuna de estar en tu lista de mailing. Que bien saber que estás en esto que llaman "blogósfera". Yo hace algunos meses que también estoy por aquí.
Un abrazo fuerte desde Barcelona,
Karla
This comment has been removed by a blog administrator.
ReplyDeleteThis comment has been removed by the author.
ReplyDelete