Friday, February 04, 2005

¿ESTADO DE DERECHO, DE DERECHA O DE SITIO?

(Futbol y teLéfono descompuesto.-Al parecer el estadio de futbol ¿Guadalupe? Victoria no sólo sirve para jugar al deporte de la patada sino también para jugar al teléfono descompuesto: Que si dijo, que si no dijo, que si son verdades, que si son mentiras. Desde su erección, el Victoria habría de transformar su enclave. Mientras se construyen las escuelas que habrán de sustituír a las que se demolerán se podría aprovechar el estadio para dar clases, un sólo maestro atendería veinte mil alumnos y de recreo hasta podrían echarse una cascarita.)
De un tiempo acá, a nuestras autoridades se les llena la boca hablando del estado de derecho. Que patatí, que patatá, que el estado de derecho. Venga o no venga al caso nos embarran el tan mentado estado de derecho. Sólo que como decía el bueno de Juan Ruiz, archipreste de Hita en su clásico "Libro del Buen Amor": obras son amores y no buenas razones.
La vigencia del derecho no se logra con decretos mucho menos con declaraciones, implica como decía el jurista Ulpiano en su muy comentada definición de la justicia "una voluntad constante y permanente". Es finalmente la consecuencia del apego a la ley en todas y cada una de las circunstancias del actuar de la autoridad. Esto me parece fundamental. El estado de derecho no es la resultante de la sujeción de los particulares a las normas, sino del sometimiento de la autoridad al dictado de la ley, lo que implica también la vigilancia para que el gobernado se ciña a sus proposiciones y se someta a las sanciones por su incumplimiento.
Vigencia del derecho es garantía para el gobernado de que sus mandatarios (las autoridades) se ciñan al mandato, cumplan con sus obligaciones en el marco que la ley les señala y realicen sólo lo que la ley les prescriba que realicen. Garantía para el gobernado de que quien se aparte de la norma reciba la sanción que ésta prescribe, sea el ciudadano mas humilde, sea el presidente de la República o sea el presidente de la Suprema Corte.
Quizá el más grave problema del país y seguramente causa de la mayor cantidad de nuestros males es la impunidad que prevalece de manera generalizada. Lo mismo es el abogado prevaricador que el médico irresponsable, o el delincuente exonerado que el político exculpado. Con que cara se puede exigir, por ejemplo, al ciudadano que pague un impuesto sobre tenencia de vehículos mal diseñado, jurídicamente incorrecto y peor implementado, cuando circulan millones de vehículos introducidos ilegalmente al país al amparo de organizaciones gangsteriles. Como se puede exigir al ciudadano, por ejemplo, que cumpla con la ley cuando a quienes dispusieron ilegalmente del dinero del erario se les exonere con el argumento baladí de que se equivocaron. Como se puede exigir el cumplimiento del trabajo contratado cuando la propia autoridad es quien incumple las normas mínimas del articulo 123 de la Constitución y de la Ley Federal del Trabajo.
Parece ser que mas que un estado de derecho, vivimos un estado de derecha, en el peor sentido del término. Un estado en que el autoritarismo prevalece y la "razón de estado" opera en lugar de la "razón del derecho". El autoritarismo que finalmente es el resultado de la falta de autoridad crea espacios que se ocupan propiciando el desorden, la desorganización y la anarquía.
(Ministros mentirosos.- Ahora resulta, según dijo el ministro Mariano Azuela presidente de la Suprema Cohorte de Justicia de la Nación, que los ministros siempre no firmaron el acuerdo 12/2004 que otorgó facultades metalegales a la Comisión de Receso. Dijo el ministro: "La verdad es que no hay ningún acuerdo firmado...y yo creo que aquí tenemos que ser realistas de la condición humana..." ¡Sopas perico!. Lo que en pobre es borrachera en el rico es alegría. Lo que en cualquier mortal sería una falta grave en los ministros es "condición humana"...¡Por eso estamos como estamos!. Y como siempre no hay responsables.)
La impunidad reinante abona el campo para el surgimiento de grupos y grupúsculos que cuestionan la autoridad. La cloaca destapada en las cárceles federales, eufemísticamente llamadas centros de readaptación o de reeducación y las matanzas desatadas no se sabe si como consecuencia de la lucha entre grupos de la delincuencia organizada o auténticos retos a la autoridad constituida, ponen en entredicho la capacidad de las autoridades para controlar la ola de violencia desatada.
Nadie puede quedar tranquila con la también eufemística declaración de que se trata de "ajuste de cuentas", son asesinatos, y como todo asesinato no deben quedar impunes.
La intervención del ejército en labores exclusivas de la autoridad policíaca y el establecimiento de retenes militares constituyen un foco rojo que lejos de dar tranquilidad a la ciudadanía propician el sentimiento que tiende a generalizarse de que las autoridades civiles se han visto rebasadas por la actuación de las mafias delincuentes. La participación de las policías de elite en actividades criminales acrecientan la inseguridad y desconfianza de la ciudadanía.
¿Por dónde empezar? Nuestro país arrastra una larga historia de corrupción e impunidad. La única forma de rehacer la confianza ciudadana y lograr a dar los primeros pasos en busca del orden indispensable para el desarrollo es el apego a las normas que nos hemos dado para la convivencia. La aplicación sin distingos de la ley, la asunción de responsabilidades por parte de la autoridad y la exigencia ciudadana para el respeto de sus derechos y la decisión de cumplir con sus obligaciones pueden ser los primeros pasos para transitar por un auténtico estado de derecho.
En 1810 la revolución de independencia sacudió al país, en 1910 la revolución mexicana ensangrentó la campiña nacional, ¿Qué nos deparará el 2010?. Todavía estamos a tiempo.
(Regaño del Santiago Creel.- Al señor Secretario de Gobernación se le dan muy bien los regaños y hasta parece que ya le agarró gusto. A la menor provocación ¡zas! el regaño, no se escapan ni legisladores, ni gobernadores, ni iniciativos, ni nadie, salvo obviamente el preciso, la imprescindible y la maestra. La más reciente víctima de los dicterios del Secretario fue ni más ni menos el país mas poderoso del mundo. Yo hasta sentí feo. ¡Imagínense como estarán los pobrecitos gringos! temblando como hoja seca, temerosos de la ira del Secretario. No quisiera estar en su pellejo.)



























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