Adivinanza: Soy la redondez del mundo
sin mi no puede haber Dios,
Papas y Cardenales sí,
pero Pontífices no.
( Complot Divino.- Ahora sólo falta que Andrés Manuel López Hablador atribuya a un complot divino la muerte de Su Santidad Juan Pablo II que dejó en un segundo plano las marchas y protestas de sus simpatizantes por la resolución de la comisión instructora de la Cámara de Diputados que abre las puertas al desafuero.)
Mi mamá que trabajó en la Farmacia Nacional de los señores Macías solía platicar que Don Sabás, papá de Don Juan José y Don Jaime, que era trabajador como pocos, de repente medio fatigado exclamaba: ¡Dios mío! quítame los años que ya me estoy desfigurando. El licenciado y notario Don Joaquín Cruz Ramírez, honra y prez de la chapulinada que se avecindó en esta ciudad, al preguntársele como se encuentra suele contestar: ¡Batallando con ellos!, ¿Con quiénes? pregunta obligada y respuesta jocunda...¡Con los años!.
Cierto es que los años deforman y no sólo a las cosas y a las personas, sino a los recuerdos y a las ideas. No siempre para mal, es verdad, pero en la perspectiva de los años sucesos que parecieron extraordinarios se diluyen y otros que parecían menores se acrecientan. Bien dice Jorge Luis Borges en un verso sarcástico no exento de pesimismo y por lo demás profundamente realista: "En un libro guardamos, una flor seca / recuerdo de una tarde sin duda inolvidable / y ya olvidada....
En mis cortos años que no pocos (algún desocupado lector habrá experimentado también que mientras mas años tiene uno se le vuelven más cortos), me ha tocado despedir a cinco Pontífices, todos ellos, aún el efímero Albino Luciani marcaron una impronta y provocaron la tristeza del mundo católico, la simpatía del cristiano y las condolencias del resto. Recuerdo la muerte de cada uno y recuerdo como en su momento de todos ellos, sin excepción, se exaltaron sus virtudes y se ponderaron sus faltas, mostrando un resultado positivo que siempre, siempre, según se dijo los conduciría a los altares, camino que hasta la fecha sólo ha emprendido S.S. Juan XXIII.
Médicos aparte, que al fin y al cabo como decía el tío Tin, la medicina está tan avanzada que ahora ya saben de que se muere uno, me he tomado la libertad de diagnosticar las muertes de mis (los que me ha tocado vivir) Pontífices, así:
Eugenio Pacelli, Pío XII, murió de abatimiento e incomprensión; Angelo Guissepe Roncalli, Juan XXIII, seguramente murió de amor y de alegría;
Giovanni Bautista Enrico María Montini, Paulo VI, de sapiencia y de esperanza; Albino Luciani, Juan Pablo I, casi se podría decir que murió de modestia; y Karol Woktyla, Juan Pablo II, extenuado, autoexprimido hasta la última gota.
(¿Prueba del valor? ¡ja!¡ja!¡ja!.- El señor director de la Policía Ministerial piensa, digo, no piensa, cree que la policía ministerial es un grupo de choque y no una unidad investigadora y persecutora de los delitos, ordenó a todos y todas (así dicen hoy) sus policías y policíos que se mostraran en pelotas y en pelotos y se lanzaran desde la plataforma de diez metros de Ojocaliente para probar su valor. ¡Caray! la mejor prueba de valor era haberle dicho: ¡Ta usté' loco!.)
Eugenio Pacelli vivió la Segunda Guerra Mundial como un rehén del Eje en su pequeño estado El Vaticano, rodeado de la Roma de Mussolini, el perro facista (hubiera dicho mi maestro Luis Recaséns) aliado al otro megalómano Adolfo Hitler, enfrentados al mundo: Rusia y EE.UU. que finalmente lo partirían en dos. El fiel de la balanza el dipsómano "bulldog" Winston Churchill la inclinó para los sajones mientras De Gaulle sobrevivía para cosechar la gloria. La espiritualidad y ascetismo de Pacelli no se le perdona por quienes hubieran querido una declaración suicida en medio de la guerra.
Roncalli, llegó como un Papa de transición, de compromiso quizá, mientras la guerra fría reordenaba las fuerzas, y las dos grandes potencias contaban y recontaban sus canicas mientras se hacían gestos, amenazas y embates. Dotado de una personalidad, él sí carismática, aunque, es cierto, más de la mitad de los mexicanos actuales nacieron después de su muerte por lo que no pueden establecer comparaciones, que por lo demás dicen que son odiosas. Dotado de un don de gentes, de una naturaleza bondadosa pero además de una gran fe, se lanzó a la más importante tarea de los últimos siglos de la Iglesia Católica Romana, el Concilio Vaticano II, el "aggiornamiento", el ecumenismo. Es él realmente, no Juan Pablo II, quien inicia el acercamiento con las otras iglesias. No vio su gran empresa culminada pero la Constitución Apostólica "Gaudium et Spes" (Alegría y Esperanza) testimonia la nueva vida de una iglesia secular.
Paulo VI, continuó la labor del Concilio, la mas ardua, la mas delicada, la mas cuestionada: la de expresar en un documento la conciliación de las diferentes tendencias, inquietudes, intereses que la convocatoria de Juan XXIII había despertado. Tachado por algunos extremistas como reaccionario y por los mas ortodoxos como de avanzada, Montini logró mantener el rumbo de una iglesia en crisis y con dos monumentos de doctrina social redefinió su papel en un mundo también en crisis. "Populorum Progresso" y "Humanae Vitae" son dos encíclicas cruciales para la iglesia católica moderna. Realista, redujo el santoral, eliminando muchos santos cuya existencia histórica o comportamiento a la altura de la santidad no estuviese rigurosamente comprobado. Acercó los ritos con la utilización de la lengua vernácula y preparó a la jerarquía para una tarea de nueva evangelización.
Albino Luciani, tuvo la virtud de dar en su paso efímero un toque tan jovial, tan humano, tan terreno, que ante el misterio, el gran misterio de la muerte, que no de su muerte, se quisieron tejer infundadas elucubraciones cuando todo era tan fácil de explicar. Lo dice el refrán: Hay quien se escapa del rayo pero no de la raya...
Juan Pablo II tuvo un largo y afanoso pontificado. Volteó hacia las posiciones mas conservadoras de la iglesia para reorientar un rumbo que consideraba equivocado. Abarató las canonizaciones santificando personajes de dudosa historicidad como el indio Juan Diego. Se alió con el capitalismo occidental para debilitar al pseudo-socialismo soviético. Pidió perdón por lo que consideró errores y omisiones de la Iglesia, que yo modestamente juzgo de los hombres y pienso si habrá un Pontífice que algún día pida perdón por la condena a la teología de la liberación, por la no condena al neoliberalismo explotador del hombre, y por el silencio ante los millones de humanos que mueren todos los años por la incuria, la explotación y la inmisericordia de los poderosos.
(El Quijote, siempre el Quijote.- La Universidad Autónoma de Aguascalientes, la Corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana, el Centro de Investigación y Estudios Literarios de Aguascalientes "Fraguas" y el Instituto Cultural de Aguascalientes, realizaron un muy exitoso homenaje a Miguel de Cervantes por el cuadricentésimo aniversario de la primera edición de "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Aunque el mejor homenaje y por supuesto el mejor regalo que nos podemos hacer es...¡leerlo!. )
Jesús Eduardo. No conocìa tu blog. te seguiré, aunque descubro que lo que subes es lo que por ahí publicas. Me es màs fàcil leerte en este cibernetico medio.
ReplyDeleteUn abrazo,
Justes.
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