Wednesday, July 29, 2009

Elogio de los jueces



Para mis alumnos de la UAA, que recién terminaron su carrera.

"Para encontrar la justicia hay que serle fiel: como todas las divinidades, se manifiesta solamente a quien cree en ella." Piero Calamandrei. 
"La justicia es al derecho, como la estrella polar a los navegantes, nunca se podrá alcanzar, pero sirve de guía". Rudolf Von Ihering.
"Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia." (Don Quijote a Sancho). Miguel de Cervantes.


(Pinocho Calderón.- En un concurso de mentiras en Inglaterra ganó la siguiente: Un cazador en Canadá se topó con un gran oso. Descubrió con terror que había olvidado las municiones de su escopeta y consternado empezó a llorar. Hacía tanto frío que las lágrimas se congelaron y las utilizó como postas, disparó pero con el fogonazo las lágrimas se derritieron y salió de la escopeta un chorro de agua, pero con el frío el agua se congeló como cuchillas que alcanzaron al oso, infortunadamente al penetrar en la pelambre se derritieron, pero como alcanzaron a mojar la epidermis del oso y el agua estaba helada, el oso murió de pulmonía. Mejor que ésa, ésta: "El presidente Calderón no meterá la mano en la sucesión por la presidencia del PAN".)

No es infrecuente conocer declaraciones de autoridades del poder ejecutivo que imputan a los jueces, venalidades, ignorancias, complicidades, componendas, subterfugios, concusiones, etc., todo con ánimo de "doblar" la vara de la justicia. Muchas de esas declaraciones tienen la intención de desviar culpas y responsabilidades hacía quienes tienen la ineludible responsabilidad de la imparcialidad. Suelen luego ser acompañadas por los coros de los que repiten las declaraciones para granjearse la buena voluntad de los funcionarios. Hay que decirlo. El juez penal no puede ni debe enmendar los yerros de la autoridad que consigna, el juez civil no puede ni debe inclinar la balanza para ninguna de las partes. No es raro, tampoco, que abogados sin escrúpulos (ya se sabe que los escrúpulos son escasos en estos tiempos, hasta en los abogados), suelan culpar a los jueces de sus yerros, distracciones e ignorancia. El cliente del abogado tiene que "tragar" muchas veces el cuento de que el juez "se vendió", para justificar la pérdida de un asunto mal planteado o mal llevado en los juzgados. 

La naturaleza misma de su función hace que los jueces sean discretos y la discreción es una de sus mayores virtudes. Por lo mismo los de Aguascalientes, conocen las críticas, las lamentan y lo callan. Por razón de mi vocación dual, el ejercicio del derecho y su enseñanza, conozco a todos los jueces en Aguascalientes, a algunos los conocí como compañeros, a muchos como alumnos, a otros por la práctica profesional y aunque no llegaría al extremo de meter la mano al fuego por todos, sí pondría mis barbas a remojar por la inmensa mayoría. En Aguascalientes tenemos jueces estudiosos, probos y honestos. Afirmación que vale para los del Poder Judicial del Estado y para los del Poder Judicial de la Federación. 
Nada hay mas ruin que culpar a otro por la propia ignorancia, impericia o incuria. 

(Juicios orales.- Sigue la cantaleta. Ni siquiera los diputados que las han aprobado, se han dado cuenta que con las reformas que han hecho a la legislación penal, han revertido muchos de los principios en que se fundamenta el ordenamiento. Ahora se vuelve a insistir en los juicios orales, cuya implementación significaría un costo que de momento no se puede afrontar, y cuyos beneficiarios directos serían los grandes despachos "gringos" de abogados, que verían con ello abolidas las reservas del Tratado de Libre Comercio. ¡Y pensar que muchos colegios de abogados mexicanos lo promueven!.) 


En mis tiempos de estudiante en la facultad de Derecho de la UNAM el maestro Don Ignacio Burgoa, platicó una anécdota que quedó bien grabada, (ojalá hubiera sido así con todas sus enseñanzas). Estando el maestro en Inglaterra con ocasión de un congreso fue invitado a una recepción en el Palacio de Buckingham. por supuesto estaría su alteza la reina Isabel II. El mayordomo de palacio anunciaba la llegada de los dignatarios invitados, recitaba su nombre, su cargo y sus distinciones nobiliarias. Los invitados no prestaban mayor atención hasta que el mayordomo anunció simplemente "You honnor" y el nombre. Decía Burgoa que ante el anuncio todos callaron, se pusieron de pie y respetuosamente presenciaron la entrada de un hombre vestido discretamente con un traje oscuro, el Maestro preguntó ¿Quién es esta persona que todos reciben con tanto respeto?, - ¡Es un juez! - le contestaron. ¡Que pena que en México un juez sea valorado tan pobremente!. ¡Qué pena que no tengamos en consideración la delicada función de un juez y actuemos en consecuencia!. ¡Qué pena que opinen tanto con tan poco conocimiento y experiencia!. Incidentalmente habría que decir que don Ignacio Burgoa fue juez de distrito en los años cincuentas y se vio obligado a renunciar por presiones políticas. 
"Elogio de lo jueces" es un bello, interesante, entretenido e ilustrativo libro que escribió Piero Calamandrei, a propósito, en alguna ocasión me platicó Don Alberto Pacheco, quien por cierto encarna dos investiduras que imprimen carácter, es notario público y presbítero, por orden de antigüedad, que fue discípulo de Calamandrei en Italia y que el maestro llegaba a la universidad en su coche, los alumnos lo esperaban en el estacionamiento y desde que bajaba del vehículo empezaba su clase, la continuaba en los corredores, luego en el salón, después de regreso y terminaba al cerrar la puerta de su automóvil para retirarse a casa. 
Calamandrei escribe que la fe en los jueces es el primer requisito del abogado. Describe la función, sus características, las cualidades de un buen juez, elogia su desempeño, alaba su función social, comenta sus experiencias y termina con un bellísimo diálogo que, con permiso del amable lector, transcribo: "...entre todas las profesiones que los mortales pueden ejercer, ninguna otra puede ayudar mejor a mantener la paz entre los hombres que la del juez que sepa dispensar aquel bálsamo para todas las heridas, que se llama justicia. Por esto, también, el final de mi vida, me puede parecer, aunque solitario, dulce y sereno; porque se que la conciencia de haber empleado la parte mejor de mi mismo en procurar la felicidad de los demás, me dará tranquilidad y esperanza en el último suspiro."


(Un suspiro de alivio.- Mal de su grado, se regresan a Chihuahua los policías que nos vinieron a enseñar a hacer las cosas. Si aprendimos bien, vamos mal. El parámetro mas importante tiene que ser la percepción ciudadana. Las estadísticas, los informes, los análisis pueden plantearse de muchas maneras, pero el sentimiento de la población inerme, ante la altanería, prepotencia y desdén policíacos se refleja en los medios de comunicación, en sus llamadas, comentarios, quejas, etc., en justicia municipal, en asuntos internos, etc.. Ojalá que ahora se puedan hacer las cosas al viejo estilo Aguascalientes, se acuerdan, por ejemplo, del Capitán Ramón Martínez López.)


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