(Una Constitución para la Corte.- ¿No habrá algún caritativo ciudadano que obsequie seis ejemplares de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos a seis ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que encabezados por su presidente, demostraron no conocer el artículo 13 que señala expresamente que cuando en la comisión de faltas o delitos por parte de miltares se hayen involucrados civiles, conocerán los tribunales del fuero común.?)
En los últimos días el Señor Presidente de la República Lic. (No de la UNAM) Felipe Calderón Hinojosa, me ha hecho pasar unas vergüenzas vergüenzas ajenas, claro, pero al fin vergüenzas. Me da coraje conmigo mismo, pero así es. Al fin y al cabo, “complo” o no, el caso es que es el presidente constitucional de la república mexicana, que no “de todos los mexicanos” como suele decir la propaganda oficial. Que quede claro, no es mi presidente, ocupa un cargo oficial, preside el gobierno, pero no me preside a mí. No están ustedes para saberlo y a lo mejor ya lo saben, pero yo sí para contarlo, porque estoy firmemente convencido de que en un país democrático o en uno en vías de serlo, los ciudadanos estamos obligados a señalar los aspectos que nos parezcan incorrectos de los gobernantes, puede ser que estemos equivocados, pero también puede ser que no, y la única forma de que se enmienden los yerros, es señalándolos.
No contento con exhibir su desconocimiento en materia de Derecho Internacional, para congraciarse con el macaco que detenta el poder en Venezuela, Calderón Hinojosa invitó a venir a México al tal Zelaya, que resultó ser mas corriente que un diez de quiote, lo que puso de manifiesto desde el primer momento de su arribo al hangar presidencial mexicano, permaneciendo con su sombrerote puesto, no obstante los honores de ordenanza. Comoquiera la falta de educación puede excusarse, pero resulta que en un acto público Zelaya se atreve a citar: “en nuestros países latinoamericanos a veces es mejor sentirse presidente que serlo...esto va por López Obrador”. O séase que mordió la mano que le tendía Calderón, ¡vaya perro rabioso!. Con razón se peleó con medio mundo en su país y con razón el otro medio mundo lo expulsó.
Hasta aquí era un desatino de Zelaya, una desconsideración, una falta de cortesía, una soberana tontería. ¡Venir a mentar la soga en casa del ahorcado. Mira, que precisamente poner de manifiesto la pluma de vomitar del presidente Calderón. Pa' tarugo no se estudia y Zelaya no estudió. La Secretaria de Relaciones Exteriores se reunió con el invitado y le leyó la cartilla, ¡Cómo! ¿Qué no se trataba de un jefe de estado?, ¿Acaso la Secretaria mandó llamar para hacerle un extrañamiento al presidente francés cuando puso en evidencia al Senado de la República?. En fin, el caso es que con la cola entre las patas, lo digo en sentido figurado, Zelaya aclaró, como un alcalde de cuyo nombre no debo acordarme, que lo que dijo no lo dijo, o que si lo dijo no lo quería decir, y que si lo quería decir no quería que se entendiera como se entendió. Me dicen que a raíz de la aclaración el Secretario de Relaciones Exteriores del Presidente legítimo, lo mando llamar, pero el estado mayor del presidente constitucional no lo dejó ir.
Si ya era bastante vergonzoso el incidente, lo mejor vino al otro día. Zelaya tuvo que partir casi furtivamente. En el aeropuerto quiso hacer declaraciones y el estado mayor presidencial de México se lo impidió. Lo encerró en una sala y no permitió que se le acercaran periodistas,ni a él hacer declaraciones. ¡Así se trata a un jefe de estado en visita oficial!. ¡Qué vergüenza!
Todavía no repuesto de la pena, que se viene la llamada cumbre de líderes de América del Norte. ¿Cómo que líderes? Presidentes, que ya es bastante. ¡Imagínense como estarán las cosas!, ya el presidente Obama ha descendido en el nivel de aprobación de su pueblo, por debajo incluso de él del Presidente Calderón. Pues allí, de costa a costa, de frontera a frontera y a todo color, el Presidente Calderón expresó a voz en cuello, que en México no existía un sólo caso de violaciones a los derechos humanos por parte del ejército, que no hubiese sido castigado. ¡Caray!, cuando todos los días, los mexicanos experimentamos las violaciones al libre tránsito, a la libertad de reunión, a la garantía de audiencia, a la de legalidad. ¡Qué vergüenza! ¡Qué vergüenza que el Presidente sea abogado!, aunque mas vergüenza me daría si fuera egresado de la UNAM.
Por si fuera poco, durante la “cumbre” se dio a conocer la captura de presuntos “sicarios”, presuntos integrantes de una banda que presuntamente planeaban un atentado contra el Presidente. ¡Qué vergüenza! Qué se piense que estas acciones den relevancia a la acción presidencial. Y pensar que el señor Presidente está tan satisfecho de su asesora de imagen.
Lo del presidente del Pan fue el acabóse. Por parafrasear a José Emilio Pacheco: “ya son todo aquello que criticaron durante tantas décadas”. Hasta la sana distancia...
Lo dicho, pa' vegüenzas no gana uno.
(Ya eramos muchos y parió la abuela.- Por si no les hubiera llovido bastante a los legisladores locales, ahora la Procuraduría General de Justicia de la República cuestionó la constitucionalidad ante la Suprema Corte, de las reformas a la legislación electoral del estado. Eso pasa, cuando se legisla con dedicatoria, es decir cuando los legisladores se dejan guiar no por las necesidades de la comunidad, sino por las simpatías, antipatías, e intereses mezquinos.)
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