(Lágrimas de burócratas.- Me platicaron que algunos trabajadores burocráticos lloraron al conocer que les descontarían tres semanas de su sueldo y el aguinaldo proporcional correspondiente, mediante artilugios administrativos. Lo que son las malas lenguas. Ahora me entero, versión oficial, que si derramaron lágrimas, fueron de alegría, por la emoción de poder contribuir con el donativo de su sueldo a la realización de los programas oficiales.)
La semana pasada mi jefe de departamento de la UAA me hizo asistir en compañía de mis alumnos a las jornadas internacionales de Derecho Penal, organizadas por el maestro José Luis Eloy Morales Brand, en la propia universidad. Yo, que con el Penal poco y bueno, como decían las abuelas, tuve que apechugar y ¡qué suave! mereció la pena, hasta creo que se reactivaron algunas neuronas supervivientes de cuando cursé los entonces tres cursos del programa de la UNAM. Don Fernando Castellanos Tena, el coronel y licenciado Eduardo Estrada Ojeda y el licenciado Guillermo Colín Sánchez, el primero maestro de la parte general, el segundo de los delitos especiales y el tercero de procedimientos penales. Por cierto Don Fernando, que fuera ministro de la Suprema Corte y autor de un extraordinario libro denominado modestamente "Lineamientos elementales de Derecho Penal" solía decir que él nunca sería penalista, porque a él le gustaban las cosas claras y a los penalistas les gustaba enredarlas.
No es mi área y no quiero arriesgarme a fastidiar al lector tratando de interpretar algunos aspectos técnicos muy relevantes a cargo de los Doctores Polaíno, padre, madre e hijo, baste señalar por lo que a ellos respecta, la altísima calidad de sus intervenciones, la magnífica disposición para trasladarse de Europa a Aguascalientes, la simpatía de sus personas y la cercanía de su trato para los asistentes a las jornadas, especialmente hacia los alumnos. Muy reconocidos.
(Los policías no tienen derecho...ni los no policías.- Conocí al ex-encargado de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, Jesús García Salcido, pocos días antes de su arbitraria detención por elementos federales. Me lo presentaron en una radiodifusora local y dos días después lo encontré desayunando en un tradicional restaurante de la calle Madero, quitado de la pena. Una semana después solicité su intervención en una actuación ilegal de patrulleros cipoles. Me mandó por un tubo. Lamento, sin embargo, la forma atrabiliaria en que las policías federales actuaron, en su caso y en muchos mas. ¿Inteligencia policial? ¡Bah! ¡Pamplinas!)
Alguna ocasión, hace no tantas semanas, practicando el viril deporte del zapping (cambiar constantemente de canales en la TV), me encontré con una transmisión en el canal del Congreso de la Unión, de un panel sobre derecho penal. Esa canal suele ser mas aburrido que un vendedor de biblias en cirilico, o que una misa de tres padres, pero me llamó la atención la presencia de algunos juristas destacados.
En el panel se encontraba el famoso penalista Juan Velázquez, el maestro José Roldán Xopa del ITAM y un doctor de la UNAM cuyo nombre se me escapa. En el panel participaba una guapa expositora con acento sudamericano que luego identificaron como la doctora Eloísa Quintero, la misma que nos hizo favor de estar en la UAA. Se hablaba justamente de las reformas constitucionales todavía no aprobadas. Los tres juristas hicieron cera y pabilo de la iniciativa de ley resaltaron las graves violaciones de los derechos humanos que en ellas se encontraban, muchas incluso inconstitucionales, porque han de saber, amables y a estas alturas aburridos lectores, que la que en un tiempo fuera modelo de garantías individuales y constitucionales, ahora mas maltrecha que un camión urbano, nuestra Constitución, se ha convertido en un mamotreto con tantos parches que es un aunténtico Frankstein jurídico. La doctora se defendió como gato boca arriba, pero es muy difícil defender una posición cuando tienes tres oponentes en contra, cuando los tres oponentes son preparados y tienen autoridad moral, cuando los tres oponentes saben de lo que están hablando, cuando los tres oponentes son adalides de los derechos humano, y de pilón tu no tienes razón.
Aquí la doctora Quintero no tuvo un auditorio crítico, al contrario fácilmente se hizo del público y siendo como es una magnífica expositora se llevó el gato al agua. De su intervención se desprendieron cosas graves, la falta de unidad entre el Derecho Penal y el Derecho Penitenciario, la justificación de las medidas confiscatorias de las leyes de extinción de dominio, las citas incorrectas de nuestra constitución, el enfrentamiento entre grupos policiales, las medidas tipo "patadas de ahogado" que se quieren revestir con el ropaje de novedades penales y la desgracia que que en este campo, como al parecer en el resto por lo que toca al gobierno federal, se carece de una política definida, como no sea la de actuar represivamente.
No comments:
Post a Comment