Serenidad y paciencia, pequeño Solim" Kalimán.
Durante muchos años en la radio el héroe imbatible fue Kalimán, misterioso personaje, mezcla de fakir, genio, sabio y guerrero, que combatía los mas inverosímiles enemigos, siempre en favor de la justicia y de las causas mas nobles. Su joven ayudante, el pequeño Solim, aprendiz de héroe, inseparable y fiel, constituía la mas eficaz ayuda en las cruzadas que contra la maldad del mundo emprendía su maestro. Cuando la desesperación, el temor, la incertidumbre, hacían presa del pequeño, cuando su voluntad amenazaba flaquear, cuando los obstáculos parecían insalvables, la voz de Kalimán (que en el radio se la prestaba Luis Manuel Pelayo), pronunciaba aquellas palabras que mas que una recomendación, un estímulo o un estribillo, eran un mantra que concitaba la fuerza espiritual del gran Mudra, para sobreponerse a las calamidades y hacer triunfar el bien y la virtud: "Serenidad y paciencia".
Los acontecimientos recientes en nuestra ciudad, el estallido de la "granada", que como me dijo un alumno, casi era una sandía, la detención de un individuo peligrosamente armado con un radio portátil, el alarde de fuerza en la detención, las implicaciones políticas que algunos comunicadores atribuyeron a los hechos, la desinformación propiciada por quienes están mas obligados a transmitir mesura y confianza, "contéstense ustedes mismos", contestó un alto funcionario a la pregunta específica de un reportero, la alarma que se propició con el manejo imprudente de la información, las "advertencias" de que podría ser peligroso salir a votar el próximo cuatro de julio, obligan a realizar una exhortación a la cordura, a la morigerancia, a la, no se si sería demasiado pedir, a la inteligencia, y dimensionar en su justa proporción los hechos y a no inferir consecuencias catastrofistas que nada abonan en favor de un proceso democrático que ya está en puerta. "Serenidad", sí, pero no paciencia, "Impaciencia", ya es tiempo de que los ciudadanos hagamos sentir nuestra impaciencia, ¡Basta de manipulaciones!, ¡Basta de chantajes!, ¡Basta de simulaciones!.
La historia de la democracia incipiente que vivimos en este país es muy reciente. La existencia de un órgano electoral autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio propio, y con una conformación que en el papel asegura la participación de la ciudadanía, tiene unos cuantos lustros. La alternancia en el gobierno, que para muchos constituye un signo de avance democrático es también muy reciente. El camino a la democracia, o por mejor decir, el camino de la democracia es tortuoso, y en México, los principales actores de las contiendas políticas, quienes exigen transparencia en las formas, equidad en los procesos, seguridad en los resultados, confianza en las instituciones, son los mismos que propician lo contrario de lo que dicen querer. Los partidos políticos que monopolizan las candidaturas, los apoyos, los organismos, los procedimientos, tienen la grave responsabilidad de propiciar el tránsito a un estadio superior en el proceso democrático. Si no lo hacen, como dice el refrán tan mexicano, en el pecado pueden llevar la penitencia.
La noticia que ocupó el tiempo y el espacio de los medios informativos el día de ayer, fue el estallido de la "granada de fragmentación" a las puertas de la bodega donde se resguardan las boletas para la próxima elección. Yo no entiendo de explosivos, pero se conoce que la onda expansiva del estallido de una granada, la potencia misma de los materiales, las esquirlas en que se fragmentan, son bastantes incluso para inutilizar un tanque de guerra. La "granada" que estalló afuera de la bodega del IEE, por lo que muestran las fotos, ni siquiera rompió los parabrisas de los vehículos mas afectados. No pretendo trivializar el hecho. ¡Dios me libre!. Quiero dimensionarlo justamente. La respuesta de los organismos policíacos provocó una real alarma en la población. El tratamienteo en los medios de comunicación sobredimensionó el hecho y sus posibles consecuencias. ¿Quién tiene interés en apostar al pánico en la ciudadanía?. Queremos resultados. Así como supuestamente las autoridades pusieron un ultimátum a los partidos políticos, los ciudadanos se lo ponemos a las autoridades, ¡queremos resultados!.
Las grabaciones nos mostraron en los noticieros una escena que parecía mas parte de un guión cinematográfico, que algo real. El sospechoso detenido por usar un radio comunicador tipo teléfono móvil, tirado en el suelo boca abajo, con los brazos en la espalda, las muñecas atenazadas con unas esposas metálicas, y dos policías apuntándole con armas de grueso calibre, posando para el camarógrafo. Me dicen que horas mas tarde fue puesto en libertad al no podérsele atribuir mas responsabilidad que informar al candidato para el que supuestamente trabajo, los movimientos en la bodega. Derecho legítimo de todo candidato, informarse, conocer, vigilar todos y cada uno de los pasos del proceso electoral.
No es la primera vez y no será la última, si no cambian las percepciones y las actitudes, en que se detenga a personas violentamente, con base en pruebas circunstanciales (pasaban por allí, estaban en el momento equivocado en el lugar equivocado), en que sean investigadas a fondo (hubo alguno al que la investigación, según se dice, le provocó muerte cerebral), y en que sean dejadas en libertad una vez que pasó el efecto mediático. Nada hay mas muerto que la noticia del día anterior.
¿Qué nos queda a los ciudadanos?. Sobreponernos a la incertidumbre, al temor o al desánimo, que se pretende propiciar a partir de inducir un ambiente de desorden generalizado. Juzgar a los medios, evaluar la información, masticar la "noticia" antes de digerirla. Exigir a la autoridad policíaca respeto a las garantías individuales. Confiar en la autoridad electoral y colaborar para que esa confianza tenga mayor fundamento. Todos podemos participar, no sólo con nuestro voto, sino con su promoción. En la medida en que no participemos en la jornada electoral, dejamos los espacios para la actuación de las personas o los grupos que pretendan distorsionar los resultados.
Dentro de la confusión y la desinformación, fue refrescante escuchar la intervención sensata y moderada de la presidenta del Instituto Estatal Electoral. El Instituto está haciendo su parte. A los ciudadanos nos toca hacer lo que nadie debe hacer por nosotros, decidir nuestro destino.
¡Todos a votar el próximo cuatro de julio¡
¡Serenidad e impaciencia!
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