Mira Bartola “ai” te dejo esos dos pesos,
pagas la renta el teléfono y la luz,
de lo que sobre, coge de “ai” para tu gasto.
Guárdame el resto pa’ comprarme mi alipús…
“Peso sobre peso” canción de Chava Flores, que cantaba ¡cómo no! Pedro Infante.
Los políticos mexicanos son polifacéticos, lo mismo sirven para un barrido que para un fregado, igual pueden ser procuradores de la república que secretarios del trabajo, secretarios de salud y luego secretarios de seguridad, algunos además poseen dotes histriónicas innegables. Nadie podría negar la personalidad y proyección de un actor consumado como José López Portillo en su personaje de un presidente conmovedor hasta las lágrimas defendiendo el “peso como un perro”, y el tránsito a la frivolidad como galán otoñal. Nadie podría tampoco, negarle a Adolfo López Mateos su “charm” y sus dotes de orador consumado en informes kilométricos de hasta cinco horas, es más, hasta se podía dar el lujo de asistir a los toros o al box o a las carreras y ser ovacionado. Algunos son campeones del humorismo involuntario como desde luego el “presidente” Fox y Sra. Fox, que hasta la fecha nos sigue deleitando con sus ocurrencias, lástima que fue presidente porque si se hubiera dedicado a la farándula hubiera tenido mucho éxito, creo. Los secretarios de estado no son la excepción y menos los de Hacienda, se acuerdan del “mito genial” de la pobreza en México, Pedro Aspe dixit. Por eso no sorprende que el pobre de Ernesto Codero, delfincito del Lic. (no de la UNAM) Felipe Calderón Hinojosa, en su comparecencia ante el Congreso haya dicho, con toda seriedad (si no no sería humorismo involuntario) que una familia mexicana con un ingreso de 6,000 pesos mensuales puede pagar una casa, tener un coche, pagar colegiaturas en una institución privada y seguramente también guardar lo suficiente para los alipuses ¿O qué no?.
La festiva canción de Chava Flores (gracias por el tip a Don Gus), pinta de cuerpo completo al optimista secretario de Hacienda, que con esa lógica o por mejor decir con esas habilidades para la administración seguramente antes del fin de año, pagará la deuda externa, la deuda interna, acabará con los subejercicios, reducirá los impuestos y todos viviremos felices. De entrada se pueden obtener muchas conclusiones, por ejemplo los ministros de la Suprema Corte de Justicia pueden mantener con su módico salario mantener como 80 familias, todas con coche, casa y con los chilpayates en colegios privados. Se puede concluir también que la Presidente Municipal de Aguascalientes, con todo y la rebajita que se hizo de su sueldo, todavía gana como 15 veces mas de lo necesario y que Luis Armando Reynoso, por citar un caso reciente, no tuvo necesidad de distraer ni un peso del erario, porque su sueldo daba para tener como 40 veces mas de lo necesario, según Cordero… y uno que es malpensado.
La intervención de Cordero me recordó también un comentario del expresidente Carlos Salinas de Gortari, durante su campaña como candidato presidencial, en un programa de radio a teléfono abierto en la ciudad de Morelia, que cuando una ama de casa le preguntó que opinaba sobre la carestía de la vida, contestó, palabras mas, palabras menos: Señora yo también estoy muy preocupado, todos los días en la sobremesa en la casa de usted, mis hijos mi esposa y yo comentamos las actualidades y mis hijos me han dicho que ya nos les alcanza para las tortas en el recreo. Seguramente, digo yo, porque Salinas como Secretario de Programación no ganaba ni seis mil pesos, porque si no, hasta para las tortas le hubiera alcanzado.
Ernesto Cordero es el responsable de las finanzas del país. Bueno, ya sabemos que todo se maneja desde los Pinos, pero formalmente Cordero es la cabeza de la Secretaría de Hacienda, la responsable de la captación impositiva, de la fijación de políticas financieras, del equilibrio de la balanza de pagos, etc., etc.. Si Ernesto Cordero piensa que realmente un salario de 6,000 pesos mensuales constituye, no un ingreso de sobrevivencia, sino un ingreso decoroso que permita gastos como los de las colegiaturas en colegios privados, denota un desconocimiento total de la realidad económica de las familias mexicanas, una ignorancia de las condiciones en que se desarrolla la actividad económica a nivel familiar, o, lo que sería peor, un desprecio de la situación de la inmensa mayoría de los mexicanos de los que depende su trabajo y su sueldo. Si Ernesto Cordero, a sabiendas de que no es cierto, sostiene en el Congreso una mentira como la que comentamos, entonces su irresponsabilidad sería mayúscula. En otras palabras, estamos ante un auténtico dilema, lo que llamaban los clásicos el silogismo cornudo, cualquiera de los dos extremos que elijas de todos maneras te cuerna el toro, si por ignorancia, malo, si por falsedad, malo.
El caso de Bartolo Cordero, con lo grave que es, no es ni único ni excepcional, de alguna manera muestra la irresponsabilidad generalizada de la política en México. Claro, yo lo sé, en materia contingente los universales son falsos. Habrá sus muy honrosas excepciones, y quizás debería corregir, muestra la irresponsabilidad generalizada en el país. Baste, simplemente salir a la calle con los ojos bien abiertos. ¿Qué vemos? Por aquí un grupo de policías departiendo amigablemente mientras el desorden, no digamos la delincuencia, campea a su alrededor. Por allá una ambulancia detenida en un lugar no permitido frente a una taquería mientras los voluntarios bajan para aprovisionarse para una jornada. Mas allá en plena plaza, puestos de frutas sin la mínima higiene, pero eso si con “diablitos” que les proporcionan energía eléctrica para el radio o la tele. Las paredes, los postes, los puestos, llenos de propaganda de todo tipo, incluso “cultural” en una clara violación de un reglamento que a nadie parece importarle. El centro histriónico retacado de ambulantes de todo tipo que no reciben sino la molestia mínima indispensable de la “mordida” necesaria para el disimulo. Las calles atestadas de vehículos sin placas, o con placas vencidas o sobrepuestas, o con tarjetones de organizaciones “campesinas” de lucha que no luchan por cumplir la ley, con vidrios polarizados prohibidos, o vehículos “repartidores” eléctricos que no deberían ostentar placa y la ostentan, los contenedores de basura, que deberían mas bien llamarse esparcedores. Comercios que invaden las banquetas, que anuncian con altoparlantes su mercancía, lo que no está permitido. Casas demolidas con o sin autorización que degradan la vista y la atmósfera de la ciudad. En fin, para que seguir. Por dónde empezar. Seguramente como lo dice un grupo que lucha por el mejoramiento social, por nuestro metro cuadrado. Si no cumplimos responsablemente, de mala manera podremos exigir que cumplan los irresponsables, sean policías o sean Secretarios de Hacienda. Digo…
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