Friday, February 11, 2011

¡Hagamos una constitución!

Adivinanza: Una señora muy aseñorada, con miles de parches y ni una puntada ¿Qué es?


(El ejército convive con los niños.- No está usted para saberlo pero yo sí para contarlo, los pocos pelos que me quedan se me pusieron de punta. Un soldado con el rostro oscurecido por la grasa entregando a una pequeña un rifle ante la complaciente mirada de un capitán del ejército mexicano y las cámaras de diversos medios de comunicación. ¿Ése es el concepto que se tiene de la convivencia del ejército mexicano con la sociedad? ¿Que a una menor se le engrase el rostro y se ponga en sus manos un arma mortal? ¿Así se quiere combatir la violencia?. Me parece que vale la pena reflexionar un poco y encontrar formas más cordiales, menos agresivas, y sobre todo que no incitan a la violencia, para reconocer al ejército su función.)


Desde luego amable lector que si usted tiene poco más de 40 años podrá recordar la adivinanza que sirve de epígrafe a este articulejo: la respuesta es la gallina, pero nuestra pobre constitución está tan parchada que bien podría aplicarse el juego infantil para describirla. Ya hasta se ha perdido la cuenta de las múltiples modificaciones que se han hecho, claro que también depende de la forma en que se contabilicen. Por ejemplo se pueden contar los decretos aprobados por el Congreso y publicados por el ejecutivo y nos da un número, sólo que en un decreto pueden realizarse diversas modificaciones a un artículo o a varios artículos constitucionales. Podría también contabilizarse los artículos constitucionales que han sido reformados, quedando muy pocos sin haber sido modificados. Probablemente una contabilidad completa requeriría precisar todas y cada una de las modificaciones que se han realizado a la constitución, así sea de un mismo artículo, o en un solo decreto. Los que han llevado la cuenta dicen que atendiendo al número de artículos, que son 136, y considerando el número de reformas, en promedio cada artículo se ha modificado más de tres veces.
Le invito a realizar un ejercicio, imaginemos que se nos encarga hacer la constitución para México, y que se nos permite, total no es más que un ejercicio, iniciar desde el principio y armar un nuevo traje a la medida para nuestra República. Lo primero sería darle un nombre ¿cómo le llamaríamos a nuestro país? Repetiríamos lo de Estados Unidos Mexicanos, o de plano desecharíamos esa imitación extralógica que tuvieron los padres conscriptos del constituyente y decidiríamos ponerle como le decimos: México, simple y sencillamente constitución política de México.
Pero nos dicen que toda constitución requiere dos partes. Una parte que es un catálogo mínimo de derechos de los ciudadanos frente al gobierno y una segunda parte que nos dice cómo se organiza, cuáles son sus funciones y cómo actúa el gobierno. En la primera parte, que los teóricos llaman parte dogmática se reúnen todas aquellas prerrogativas que consideremos necesario que el gobierno respete, les podemos llamar garantías individuales, como ahora lo hace la constitución, o quizás, derechos humanos como se ha puesto de moda designar a ciertos derechos básicos, podría ser, derechos fundamentales, lo que importa es que nos pongamos de acuerdo en cuántos y cuáles serán. Por ejemplo, dejaríamos como una libertad o derecho fundamental, la posibilidad de decir cualquier cosa de otra persona sin fundamento y sin acreditar de donde tuvimos la información. Dejaríamos que el gobierno tuviese la facultad de detenernos hasta 40 días para investigación, sin tener que acreditar los mínimos elementos de la comisión de una conducta delictuosa, dejaríamos que para la práctica de una confesión religiosa tuviéramos que estar registrados en la secretaría política de control del gobierno, estableceríamos que el ministerio público dependiera o no del poder ejecutivo. En fin, es sólo un ejercicio.
Pero ya entrados en gastos podríamos pensar la necesidad de organizar adecuadamente la segunda parte de nuestra constitución. Tendríamos que resolver si queremos que se trate de una República Federal, como supuestamente somos, aunque en la realidad y cada vez más se centralizan funciones y decisiones. Habría que recordar que él pacto federal fue una entelequia tomada, hay que decirlo, de los Estados Unidos de América pasando por supuesto por las obras de los pensadores políticos franceses. Ah, se me olvidaba, las logias masónicas tuvieron mucho que ver con la independencia de los países americanos y con la estructuración de sus formas de gobierno. Pero nosotros vamos a hacer una nueva constitución, por lo mismo podríamos proponer como forma de gobierno una estructura central que respondería más a nuestra realidad que a la imitación de nuestros vecinos.
Apenas estamos empezando tenemos que resolver si hacemos una República con una división de poderes, como lo soñó Montesquieu, aunque Marcel Joly en su “Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu” evidencia como el ejecutivo finalmente tendrá a través del control de las finanzas el control de los otros poderes. Pero estamos trabajando, ¿cómo le haremos para limitar el poder del ejecutivo?, ¿habrá que fortalecer a los otros poderes?, pero tenemos que resolver cómo se integrarán los otros poderes. ¿Por votación directa?, ¿por votación indirecta?, a través de instituciones públicas denominadas partidos políticos, a través de las propuestas directas de organismos ciudadanos no afiliados a una organización política. Y si decidimos fortalecer a los partidos políticos, será en detrimento de la actividad ciudadana y de la iniciativa de los particulares. Si suprimiendo los partidos políticos, el vacío resultante ¿cómo y con qué se llenará?.

Apenas estamos empezando amable lector, y nuestro ejercicio está resultando mucho más complejo de lo que parecía. Una constitución debe reflejar no sólo la manera de ser de un pueblo sino también sus aspiraciones, el deber ser al que habría que llegarse a través de los mecanismos planteados en el propio ordenamiento fundamental. La pregunta a casi 100 años de nuestra constitución es si refleja lo que somos y lo que queremos ser.


(¿Y la barba?.- Curiosa fotografía en la primera plana de los diarios de Aguascalientes mostraba, hace unos días, al gobernador del estado funcionarios federales en una visita a una empresa agroindustrial del estado, con la cabeza cubierta con un gorrito plástico que recordaba algún atuendo árabe. Lo curioso del caso es que tres de los visitantes usaban barba y la barba no les fue cubierta con la protección que usaron para la cabeza. A menos que no haya sido para cubrir el pelo, sino para mantener a punto las ideas.)

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