Wednesday, July 27, 2011

Lo que el L.A.E. Fox quiso decir.

El ex-presidente L.A.E. Fox ha hecho en días pasados declaraciones muy interesantes y ahora no ha habido un vocero presidencial que las matice. Es muy seguro que de adolescentes para arriba todos recordemos al señor Rubén Aguilar, vocero presidencial del L.A.E. Fox, quien se hizo famoso por su estribillo de "lo que el presidente quiso decir..." y luego le parafraseaba remendando alguna de las sandeces que con frecuencia aquel soltaba y dando explicaciones tan simplonas que uno solía concluir que estaba peor el remedio que la enfermedad. No recuerdo si antes de Fox existió esta figura de "vocero", al Lic. (no de la UNAM) Calderón no le hace falta (pa' lo que tiene que decir), y los anteriores, especialmente algunos como el licenciado Echeverría y el licenciado López Portillo hubieran necesitado un "desvocero presidencial" que desdijera algo de lo mucho que decían y que hubiera empezado su diaria función diciendo "lo que el presidente no quiso decir...".
Rubén Aguilar es un tipo interesante, talentoso, preparado, con gran agilidad mental, con don de gentes, de trato agradable, dotado de buen humor y de una habilidad histriónica que le permitieron inventarse un personaje al que denominó con su nombre y le agregó el título de "El vocero presidencial". Desde luego el "vocero" tiene algunas cosas en común con Rubén, la fachada, el timbre de la voz. las antiparras, algún dejo al hablar pero no asomaba la sólida formación jesuíta que recibió, ni la experiencia en la guerrilla salvadoreña, ni su habilidad de corresponsal y su sensibilidad para el manejo de una agencia noticiosa. El "vocero" no podía competir con el presidente, salvo que en ocasiones intencionalmente buscaba que no se pudiera precisar quien era mas lerdo, si uno por lo que había dicho o el otro por el galimatías que intentaba encubrir lo dicho.
Ahora, Fox no tiene a su lado a Rubén Aguilar y se despacha con la cuchara grande. En muchos sentidos se sigue sintiendo presidente, de hecho, es sabido que su servidumbre y colaboradores actuales deben referirse a él como "presidente". Boquiflojo como ha sido y sin quien lo refrene, sigue una línea probablemente inaugurada por Carlitos Salinas, que trastocaba el tradicional silencio de los ex-presidentes mexicanos. Durante muchos años, seguramente desde que el presidente Lázaro Cárdenas envío al exilio al ex-presidente Plutarco Elías Calles. Vicente Fox se ha dado vuelo con el maleplácito del presidente Calderón y el disgusto de muchos de los panistas alineados bajo la égida presidencial.
Para muestra basta un botón y en este caso dos botones. El L.A.E. Fox declaró hace pocos días que seguramente dadas las condiciones políticas del país, el PRI regresaría a los Pinos. Contra lo que pudiera pensarse no parece una declaración de despecho ni tampoco una declaración banquetera formulada sin reflexión. Para nadie que haya seguido los resultados de las pasadas elecciones en varias entidades de la república, resultará extraño que, vista la manera en que el PRI prácticamente arrasó, pueda pensarse que siguiendo esa tendencia la elección presidencial se inclinará por los tricolores, independientemente de quien sea su candidato.
Los resultados favorables al PRI no son, como casi ningún hecho social lo es, resultado de una causal única, sino de una combinación de factores que se actualizan para lograr un resultado, pero es indudable un hartazgo de la sociedad que por momentos concibió que el mero hecho de una alternacia en el poder, traería como consecuencia una modificación clara de la forma de hacer política, un avance económico y social a partir de los postulados de un partido que desde la oposición manifestó siempre una postura crítica y se erigió como una alternativa deseable frente al deterioro de un sistema marcado por la corrupción. "La corrupción somos todos" en algún momento dijo el no siempre frívolo José López Portillo.
Se dió el cambio pero poco, muy poco cambió. Podrán argumentarse multitud de razones que expliquen el por qué no se dieron las transformaciones que la sociedad esperaba al votar por la alternativa blanquiazul. Podrá hablarse de una inercia social, podrá atribuirse a las condiciones de la economía mundial, podrá señalarse la existencia de un congreso en contra, podrá arguirse la falta de experiencia en el gobierno, podrán manejarse una y mil razones, pero el hecho incontrovertible es que la situación general del país no refleja un cambio para bien. Fox no pudo y no ha podido el presidente Calderón, que llegó a la presidencia merced a una serie de circunstancias fortuitas en las que juega un papel importante el mal candidato que el PRI le opuso. El presidente del empleo ha rendido malas cuentas, los empleos mejor remunerados o están en el gobierno o están en el "crímen organizado" que se ha convertido en empleador por leva o por necesidad de una juventud sin futuro.
Las declaraciones de Fox lejos de lastimar al PAN y a los panistas deberían tomarse como una seria llamada de atención para replantear sus estrategias, corregir sus rumbos y revisar sus dirigencias. Por bien de la democracia, el país necesita partidos fuertes y eso significa que deban contar con un soporte social verdadero, que planteen alternativas ideológicas y que propongan programas viables para un país desgastado, una sociedad desanimada y un futuro poco esperanzador.
El otro botón de muestra es la declaración de Fox en favor de la legalización de las drogas. Una declaración fuerte, especialmente porque se opone de manera frontal a la política de "guerra", matizada luego como "combate", del presidente Calderón a los narcotraficantes, matizados luego como "crimen organizado". Una política que a lo largo del sexenio ha costado mas de cuarenta mil vidas y una cantidad impresionante de dinero que hubiera podido emplearse para desarrollo social. Evidentemente existen grandes intereses que se oponen a la posible legalización, empezando por las grandes mafias internacionales que hacen de las adicciones un pingüe negocio. La historia, terca, ha mostrado que nunca una prohibición por sí sola tiene resultados positivos si no se acompaña de un programa integral que plantee opciones y soluciones. Desde que el mundo es mundo, han existido las adicciones y seguramente ni UD. amable lector, ni sus hijos, ni los hijos de sus hijos contemplarán la terminación de ellas. El problema no es de seguridad, es un problema de salud, y no sólo de salud personal sino de salud social. Con un atraso económico, con un retraso educativo, con una corrupción que contamina todos los sectores, nuestro México ha sido caldo de cultivo para muchas conductas antisociales. ¿Por dónde empezar?. Fox, Kofi Anan, y muchos líderes e intelectuales relevantes piensan que el camino no es el combate, sino el control, la administración, la educación y la creación de empleos.
Esta vez, lo que quiso decir el L.A.E. Fox fue lo que dijo.

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